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Feria de Abril

Venia a los volantes para llenar de color las calles del Real

Disfrutar de la Feria es cuestión de ponerle voluntad más que de otra cosa.

el 16 abr 2013 / 19:00 h.

Julia García, Felipe Pueyo, Ana Palomo, Mª José Guerra. Al frente, Marha Valseca, Pepa Palomo, Hada Sánchez, Lucía García, Paloma Guerrero y Cristina Piñón. HOY EN LA FERIA: Julia García, Felipe Pueyo, Ana Palomo, Mª José Guerra. Al frente, Marha Valseca, Pepa Palomo, Hada Sánchez, Lucía García, Paloma Guerrero y Cristina Piñón. (Fotogalería completa)   Disfrutar de la Feria es cuestión de ponerle voluntad más que de otra cosa. Eso a pesar de que las circunstancias que la rodeen no sean las más propicias para todos, aunque estos días uno deje las penas a un lado y se disponga a disfrutar de lo que todavía le quede. Que hay crisis, el sevillano se las apaña para acudir al Real aunque sea cambiando el menú que degustaba cada año; que hay atascos, pues se monta en las lanzaderas de Tussam o se viene dando un paseo desde el Charco de la Pava buscando la sombra; que hace calor, no importa ni mucho menos. Bebida fresca y un buen abanico son antídotos más que suficientes a las altas temperaturas cuando se trata de vivir la Feria ataviada con el traje de flamenca o sin perder la compostura de buen sevillano luciendo chaqueta y corbata al llegar hasta las casetas. Era el retrato del primer día completo en el Real. A pesar de que la noche del alumbrao había echado los toldos bastante tarde, a eso del mediodía los primeros sevillanos comenzaban a llenar las calles del Real. Era el estreno del paseo de cabellos que, como se preveía, quedaba reducido considerablemente con respecto a los que ocurría otros años. Estrenos que tenían su esplendor en los trajes de flamenca. Nuevos o con algún arreglillo para lavarles la cara, era difícil encontrar una reunión en la que los volantes y los lunares no fueran los grandes protagonistas. Con 30 grados en el Real y un sol de justicia que sofocaba el mediodía en el interior de las casetas la Feria arrancaba por todo lo alto. Almuerzos de amigos, familias completas que se reunían una vez que los niños finalizaban su último día de colegio y turistas que cámara en ristre intentaban captar todo el colorido que regalaba Sevilla en su primer día de Feria. Con todo, y a pesar del calor, se percibía un ambiente de día grande y unas inmensas ganas por disfrutar cada minuto. No importaba que fuese jornada laborable. “Ya habrá tiempo para descansar”, pensaban algunos. Era el anticipo de un miércoles festivo que visto lo visto está llamado a ser uno de esos días grandes que en Los Remedios se extrañaba desde hace años.  

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