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Verano verde

Si no puede permitirse viajar este verano, no se atormente. Disfrute de mañanas libres mientras sus hijos  gozan en el parque del Alamillo.

el 30 may 2010 / 19:48 h.

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Es posible que la crisis no le permita disfrutar de un verano azul a pie de playa, pero no tema la incómoda pregunta: "Papá, mamá ¿por qué este año no vamos de vacaciones?" A partir del 21 de junio, el parque del Alamillo se pone de su parte: el Campamento Urbano 2010 le ofrece a sus hijos un verano verde cargado de actividades. ¿Qué le ofrece a usted? Un agradecido respiro, que con los niños en casa los 92 días que dura el periodo estival pueden resultarle muy largos, y recuerde que las noches son las más cortas del año.

Para formar parte del Campamento Urbano sólo hay que cumplir dos requisitos: tener entre 3 y 12 años -sintiéndolo por aquellos que sufren el síndrome de Peter Pan- y ser madrugador -en el parque la diana se toca a las 8.00 horas-. Prepare a los pequeños un nutritivo desayuno y olvídese del almuerzo: corre a cuenta del campamento.

Así, desde los 75 euros (con la posibilidad de un descuento del 10% si manda al parque -o a paseo- a varios de sus hijos), podrá disfrutar durante una o varias semanas de unas largas y relajadas mañanas. La ausencia infantil se prolonga hasta las 15.30 horas, por lo que tendrá tiempo suficiente para perderse en el centro comercial, marcharse de estrangis a la playa con los amigos o disfrutar, por qué no, del mismo lugar del recreo estival que ha elegido para sus hijos.

¿Qué harán mientras tanto los chiquillos? Practicarán actividades deportivas al aire libre, se divertirán en gymkhanas diarias, disfrutarán con juegos populares y estimularán su creatividad en talleres de manualidades. Para que no se dé el colorín colorado hasta septiembre, los veteranos de las letras leerán cuentos a los que por ahora sólo han aprendido, de corrido, las vocales, y además los monitores adiestrarán a todos en el fascinante mundo de los colores del reciclaje -que dicen los mayores que lo que se aprende de niño nunca se olvida-.

Aprenda también usted a reciclar y haga reutilizable las posibilidades de ocio que le ofrece el parque del Alamillo. Mientras sus hijos se entretienen en el Cortijo, disfrute de un buen libro bajo la sombra de uno de los pinos del Paseo de los Naranjales, haga un recorrido en bicicleta por la Vía Anular (júntense con varios padres y ríase un rato montando en las de cuatro ruedas que pueden alquilar allí mismo), ejercite su cuerpo en el circuito deportivo o practique, por sólo 50 céntimos, cable esquí: una modalidad de esquí acuático apto para patosos.

Las trabas que los hoteles y apartamentos de playa pusieron el pasado verano a su perro, quedan proscritas: en el parque tiene la oportunidad de entrenar al can en una pista de agility. Y no sufra al recordar la cañita y el pescaíto que tanto le gusta tomar a pie de playa: en el Alamillo hay paella a pie de lago.

Si con todo lo ofrecido aún sigue pensando que un parque nunca podrá sustituir a las tradicionales vacaciones, ahí va la razón decisiva y de convicción absoluta: tras las semanas de relax, no sufrirá depresión postvacacional. El parque del Alamillo continuará a su disposición.

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