Benjamin Franklin no sólo es una efige impresa en los billetes de cien dólares. Su singular Autobiografía, publicada ahora en español por el sello sevillano Mono Azul, revela la fascinante personalidad de un pionero en infinidad de campos de la vida y del saber.
Impresor, escritor, poeta, científico, ingeniero, filósofo, Franklin (Boston, 1706-Filadelfia 1790) decidió contar su vida bajo la apariencia de una larga carta a su hijo William. A lo largo de 240 páginas, el lector puede seguir la peripecia vital de alguien que empezó de cero y llegó a lo más alto. En palabras del traductor del volumen, Javier Lucini, "hablamos de un self-made man, el primer hombre hecho a sí mismo del sueño americano. Pasó de cargar la tinta en una imprenta a escribir artículos sin firmar que pasaba por debajo de la puerta, y que llega a ser director de uno de los primeros periódicos de Estados Unidos".
Enumerar las proezas de Franklin excede con mucho el espacio de un simple artículo: además de infinidad de inventos, inventó el sistema de préstamo para crear la primera biblioteca pública de su país, sentó las bases para la creación de los primeros hospitales y el primer sistema de bomberos de Pennsylvania. También fue uno de los primeros norteamericanos blancos que contactó con los indios, aprendió de sus derechos y luchó por defenderlos.
"Es un tipo inabarcable", asevera Lucini. "Insiste constantemente en su idea del trabajo, de no parar nunca y conseguir lo que quieres con el sudor de tu frente. Tenía cierta obsesión por el dinero, no es precisamente humilde, pero luego nos damos cuenta de lo que hizo y se lo perdonamos, ¿no?", bromea.
Pero no sólo el contenido de esta Autobiografía tiene su interés. En lo que respecta a la forma, Franklin se revela como un prosista de primera. "Es un escritor muy ágil, de estilo muy directo, muy al grano. Lo suyo es acción, acción y acción. Aunque escribe en estilo epistolar, se nota que sabía que aquello vería alguna vez la luz", concluye Lucini.
La colección E la Nave Va ha publicado textos de Herman Melville, Hawthorne, Longfellow y Poe. Entre sus próximos títulos destacan unas semblanzas de Emerson, una Vida en el Mississippí de Mark Twain y un texto de Stephen Crane, entre otras sorpresas
