Eder Vilarchao controla la pelota en un entrenamiento de esta temporada / Ramón Navarro
"¡Buenas noticias tras la revisión en Vitoria por el doctor Sánchez! El tobillo vuelve a funcionar tras mucho tiempo". Estas frases resumen el principio del final del peor calvario imaginable de cualquier deportista. En este caso es Eder Vilarchao y ese tobillo que «vuelve a funcionar» es el izquierdo. Se lo rompió en enero de 2013 en un entrenamiento en La Cartuja. El miércoles, un año y cinco meses después, acudió a revisión aprovechando la única semana que va a coger de vacaciones y notó que las molestias son historia. Le ha costado tres operaciones en un año y tres meses.
La última intervención fue el 14 de abril porque no había manera de que superase esa fractura articular en la metafisis distal de la tibia, que fue el diagnóstico cuando se partió, al poco tiempo de debutar con el primer equipo del Betis y dejar muy buena impresión. La primera fue el 28 de enero de 2013. Volvió al trabajo con sus compañeros el 1 de mayo, pero siguió con molestias y el 3 de julio, cuando la pretemporada apenas había comenzado, tuvo que someterse a una artroscopia, ya que tenía afectado el cartílago. Los médicos calcularon que en tres meses estaría apto para competir, pero tampoco pudo ser en esa ocasión.
Vilarchao siguió sufriendo y en primavera, con el permiso el Betis, fue intervenido en el hospital San José, en Vitoria, por el doctor Mikel Sánchez, el mismo que lo revisó el miércoles. Ahora, su objetivo es la pretemporada y convencer a Julio Velázquez para que le dé un hueco en la plantilla.
