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Villamanrique y Triana, juntas por la Raya

Las hermandades de Villamanrique y Triana se encontraron en la Venta Mauro y sus simpecados y peregrinos avanzaron juntos por la Raya Chica, en un hecho inédito, a decir por los mayores manriqueños.

el 10 jun 2011 / 21:45 h.

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La carreta del Simpecado de Villamanrique y la de Triana avanzan juntas por la Raya Chica.

La Raya Chica fue ayer testigo de un encuentro histórico, a decir de los manriqueños, entre la Primera hermandad del Rocío y su ahijada Triana. Ni los mayores de Villamanrique recuerdan que los Simpecados de las dos hermandades compartieran rezos y cante en el camino.

Con casi tres horas de adelanto sobre el horario tradicional, la comitiva de la filial sevillana llegó a la Venta Mauro, aún en Villamanrique, donde la Más Antigua comenzaba a adentrarse en las arenas, tras haber emprendido su peregrinación a las 5.30 horas. El alcalde de carreta manriqueño, arropado por su equipo de auxiliares, desvió a todos los todoterrenos y vehículos de tracción mecánica por la carretera que une el pueblo con El Rocío, conocida popularmente como de los linces, para que entraran directamente en la Raya Real y permitiera que los dos Simpecados avanzaran juntos.

Juntos, mezclados los peregrinos con cordones rojos o verdes al cuello, rezaron la Salve, la cantaron, bailaron sevillanas y caminaron, ya uno detrás de otro, hasta la entrada en la Raya, donde Triana sestea, en unos terrenos de su propiedad, la Poza Máquina. "¡Qué pena lo que os habéis perdido!", le comentaba una manriqueña a unos desconocidos recién llegados. Y es que nadie en el pueblo recuerda algo así y aseguran que difícilmente se vuelva a repetir. Aunque, quién sabe, dentro de dos años, cuando Triana celebre su segundo centenario podría prepararse algo especial.

Esta bella estampa y la alegría que causó en todos también tuvo su contrapartida: retrasó el camino de Villamanrique que tenía que llegar hasta Palacio del Rey, siete kilómetros más adelante, para sestear y rápidamente levantar el campamento, a las 17 horas, para dejar expeditos y limpios los terrenos para la pernocta de Triana.

Todo salió a la perfección, incluso el escollo que desde hace tres años supone pasar ante el Palacio. La Junta pretende modificar la calificación de vía pecuaria de la senda que transcurre por la fachada principal del Palacio -que aspira a convertirse en un complejo turístico-. Esta medida implica que sólo las carretas, los peregrinos y los caballistas pueden pasar por allí, pero no los vehículos a motor. La hermandad de Villamanrique recurrió esta medida y, por silencio administrativo, se sabe con la razón. En años anteriores han pasado por este punto sin problemas, aunque con cierta tensión. Ayer, un grupo de agentes del Seprona intentó evitar el paso. Pero, finalmente, tuvieron que ceder el paso a toda la hermandad, que pasó completa, y como siempre, la carreta de plata se volvió y los manriqueños, ante el azulejo de la Virgen del Rocío de la puerta, cantaron la Salve.

Juan Márquez, presidente de la hermandad, y los hermanos mayores de este año, Antonio Córdoba y su mujer, Mari Carmen Jiménez, pudieron respirar tranquilos y satisfechos. "Ojalá todo el Rocío transcurra tan bien como va el camino", deseaba el hermano mayor. Su familia, de tradición rociera, llevaba 11 años sin pisar las arenas, el tiempo que hace que murió uno de sus hijos en un accidente de un tractor con sólo 15 años. Este año, su hermano gemelo, Rafael Ángel, es el carretero de promesa de la hermandad, aunque no ha tenido que esperar turno en la lista. Y su abuelo, Rafael Jiménez, con 76 años, le ayuda con los bueyes.

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