El calvario de Elisabeth comenzó en 1984, cuando tenía 18 años y su padre la encerró en el sótano del domicilio familiar, del que no volvería a salir hasta 24 años después, tras sufrir innumerables violaciones incestuosas y dar a luz a siete hijos.
De los seis vástagos que sobrevivieron, Josef Fritzl seleccionó a los más débiles y ruidosos y los sacó del zulo para llevarlos a vivir con él y su esposa, e inventó que Elisabeth los abandonó en la casa para justificar su presencia.
Así, en mayo de 1993, fue hallada ante la vivienda Lisa, de 9 meses, junta a una carta manuscrita de Elisabeth. Esa misma fórmula fue empleada por Fritzl para adoptar, un año y medio después a Monika, de 10 meses, y a Alexander, de 15 meses, en agosto de 1997.
El 16 de abril de 2008 la mayor de las hijas-nietas de Josef, Kerstin, de 19 años, apareció en el domicilio, inconsciente y gravemente enferma. Su ingreso en el hospital disparó la investigación policial, que incluyó la toma de muestra de ADN de sus abuelos, de los otros niños y de la saliva encontrada en los sobres enviados por Elisabeth.
El 26 de abril, Josef y Elisabeth fueron localizados cerca del hospital donde estaba ingresada Kerstin y conducidos a comisaría. Elisabeth, declaró que su padre la violaba desde que tenía 11 años. También contó que en 1996 dio luz a gemelos, uno de los cuales falleció y que su cadáver fue incinerado por su padre.
Josef fue detenido y las pruebas de ADN confirmaron la paternidad de los seis hijos de Elisabeth. En mayo, la prensa austríaca reveló que Fritzl cometió varios delitos sexuales en la década de los 60.
El día 13 de noviembre, la Fiscalía publicó el pliego de acusación y se espera el veredicto el próximo 20 de marzo.
