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¡Y con el goal-average ganado!

Quién iba a decir hace diez días que un Sevilla en demolición se iba a convertir en un grupo sólido capaz de pintar la cara a todo un Valencia... en Mestalla.

el 26 feb 2012 / 21:55 h.

Medel y Navarro celebran el 1-1.

Fuera las penas y viva la alegría. Esto parece, de hecho lo es, el inicio de un villancico, pero también es la sensación que ha dejado en el sevillismo la importantísima victoria lograda a orillas del Mediterráneo ante el rey de los mortales. Quién iba a decir hace diez días que un Sevilla en demolición se iba a convertir en un grupo sólido capaz de pintar la cara a todo un Valencia, un equipo que, al contrario que el de Nervión, no se ha salido ni un centímetro del guión que traza la lógica. 

No le haría mal a todos los estamentos del club contagiarse por fin de un poquito de optimismo, rozando si cabe la euforia, y empezar a mirar los números y los hechos desde otro punto de vista. A sólo tres puntos del cuarto puesto y a ocho del tercero y con el goal-average ganado, no se puede decir, refiriéndonos al Sevilla que se ha visto en los últimos dos partidos, que el objetivo sea una quimera.

Como otras tantas veces a lo largo de su historia más reciente, el Sevilla se hizo más grande ante un grande y firmó el que ha sido quizás su mejor partido de la temporada o, al menos, el más serio. Lo más sorprendente es su capacidad de reponerse a un marcador adverso, no sólo por la remontada, sino por el ánimo de un grupo que entendió por fin que el partido dura noventa minutos y que no se acaba cuando el rival se pone por delante.

En el gol de Tino Costa se vieron muchos de los tics que convirtieron a este grupo en mediocre. Antes de que el argentino enviara el fenomenal zapatazo a la red, el balón se había paseado desde el lateral a la frontal del área, pasando por ella, entre siete jugadores del Valencia y la mirada complaciente de toda la defensa. Ya hubo quien lo dio por muerto.

Pero por fin, veinticinco jornadas después, resucitó el pundonor que ha sido santo y seña de este club desde su fundación y, como no, en sus años de mayor gloria. El Sevilla de la 2011/12 esta vez no tiró la toalla y, consciente de que puede pelearle de tú a tú a cualquiera, mantuvo su plan y le dio resultado.

Medel, ese hombre que es bueno hasta provocando tarjetas amarillas, hizo su segundo gol en dos partidos consecutivos y nos dejó la estadística fácil de que si el chileno marca su equipo no pierde. En el segundo aparecieron dos de los actores clave en esta película, un Kanouté que justifica en segundos su presencia y Navas, ese que cada vez que juega bien es el mejor de los veintidós.

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