Desde que se aprobó en 2006, el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) apenas ha tenido modificaciones menores y correcciones. Pero el documento marco de planeamiento de la ciudad parece abocado a ser redefinido a partir del 22 de mayo. Sea quien sea quien gobierne. El primer aviso lo dio el propio alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, en julio de 2010, cuando anunció cambios para atraer a empresas que luego no se han llegado a ejecutar –es el caso de la Gavidia, cuya modificación se anunció finalmente la pasada semana tras un pulso entre Hacienda y Urbanismo–. El PSOE de Juan Espadas apuntó recientemente a Altadis, que perdería su uso industrial para ser terciario. Y, ayer, aunque sin dar ejemplos concretos, le tocó el turno a Juan Ignacio Zoido. Ante la patronal de la construcción, Gaesco, anunció que modificará el plan “lo necesario para atraer inversiones”.
Zoido no concretó. Se limitó a señalar que el PP garantizará “la seguridad jurídica del PGOU” y la culminación de equipamientos y proyectos que no se han ejecutado, así como que se incorporarán “nuevas cuestiones” que el plan no recoge. Ante estos posibles cambios, el candidato popular tendió la mano a los promotores tanto para su diseño como para la definición de su propuesta de desarrollo urbanístico de la ciudad, cuyas líneas básicas volvió a trazar ayer: conectar las áreas productivas como el Campus de la Olavide, Vega de Triana, Majarabique, la Ciudad de la Imagen o el Ikea de forma que se cree una “red de espacios productivos”, revitalizar el río, rehabilitar barriadas, reforzar el turismo de congresos con la adecuación del auditorio de Rocío Jurado (Cartuja) y aprovechar el “patrimonio histórico de la ciudad”. En este último punto, Zoido enumeró una serie de edificios para cuya recuperación tendió la mano al sector privado.
Entre ellos, el candidato del PP señaló inmuebles industriales como el Caixa Forum, Artillería, Altadis o la fábrica de vidrio; edificios militares como los cuarteles regionalistas; o áreas vinculadas al ferrocarril, como la antigua estación de Cádiz o las naves de Renfe de San Jerónimo.
Zoido no concretó los usos que quiere conceder a estos espacios, aunque en algunos casos como Altadis sí señaló que “está llamado a ser un proyecto referente internacional”. Este edificio, de uso industrial, está metido de lleno en la campaña electoral. Y, de hecho, la modificación del PGOU para otorgarle usos terciarios y construir un hotel se ha establecido ya como una de las principales apuestas de Juan Espadas para las elecciones. IU ya ha mostrado su rechazo expreso a esta intervención, que ha frenado todo el mandato.
Zoido aprovechó su intervención en Gaesco para detallar propuestas de movilidad. Planteó la peatonalización del entorno del Lope de Vega, la biblioteca y los pabellones del 29, de forma que se establezca una pasarela que lo conecte con Altadis, cuyo futuro no especificó y, respecto al Centro, incidió en su rechazo a las restricciones en el casco histórico y defendió una aplicación “gradual” de las limitaciones a la circulación de vehículos: “La almendra central (Catedral, Alcázar y Archivo de Indias) quedará preservada del tráfico, pero permitiendo circulaciones en el resto, de forma ordenada, y estableciendo aparcamientos periféricos”.
