Ahora que está tan de moda hablar del dialéctico andaluz y de su aceptación, o no, fuera de las fronteras regionales, merece la pena mirar con algo de interés nuestra provincia para llegar a la conclusión de que los dialectos, más o menos diferenciados, existen en muchos lugares. Ejemplos de esto lo podemos encontrar en municipios de Sevilla. Algunos de ellos tienen, dentro de su forma de hablar particular, palabras a los que ellos le otorgan un significado popular. Y en este sentido, el mundo cofrade no permanece al margen.
Claro ejemplo de esto lo tenemos en el municipio sevillano de Alcalá del Río, una de las localidades de nuestra provincia con mayor tradición cofrade. De hecho, su Semana Santa está declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Allí, no es nada extraño que se dirijan a ti con la expresión: «¡Hermana!» –o «¡Hermano!». Y es que, para los oriundos del lugar esta es la fórmula más cariñosa y cercana de dirigirse a alguien. Una fórmula que proviene del término hermandad y de la vinculación que existe entre los miembros de la misma corporación. No obstante, y aunque lo más usual es que cada cual lo utilice con personas de su misma hermandad, el término se ha extendido tanto que esto ya es lo menos importante.
En Alcalá del Río hay dos hermandades con un especial arraigo en el municipio. Se trata de la hermandad de la Soledad y la de la Vera-Cruz. Las titulares marianas de ambas corporaciones están coronadas canónicamente y sus devociones marcan la rutina del municipio. Como este, hay otros muchos términos propios del vocabulario cofrade alcalareño. Pero no solo en esta localidad de la vega de Sevilla se da esta circunstancia. Hay otros muchos que, quizás, saquemos a la luz en próximos números de nuestra guía cofrade.