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El Cristo de la Victoria. / Rafael Avilés -
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. / Rafael Avilés -
Ernesto Sanguino, un capataz de estreno. / Rafael Avilés
El Porvenir ha comenzado un Domingo de Ramos de libro. Sol y flores en los árboles de un barrio atestado de público, como cada año. Éste, todos pendientes del nuevo capataz, Ernesto Sanguino, que aunque ya se estrenó con el palio el día de la Coronación de la Virgen, aún no había debutado en el Domingo de Ramos de este arrabal clásico.
Sanguino dedicó la primera levantá del misterio, aún dentro de la parroquia de San Sebastián, «a todos los mártires cristianos», refiriéndose a los creyentes que en los últimos tiempos están cayendo a manos del integrismo en países de Oriente Próximo.
Se notaba alegría renovada en el cuerpo de costaleros. Otro andar, «por fin con gente nueva bajo los palos que llevan toda la vida en la hermandad». La salida de Antonio Santiago del llamador de la Plaza de España se llevó consigo muchos fieles y dejó sitio para una larga lista de espera que aguardaba.
La llamá primera del palio corrió a cargo de un ilustre, el ministro Zoido, que, sabiéndose en una casa de origen castrense, pidió «por España y por la paz» al llamar. Pero entre su séquito no era el más abrazado. Fue Alberto García Reyes, pregonero de esta Semana Santa, quien más parabienes recibió.