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Actualizado: 17 nov 2015 / 10:50 h.
  • «Emery es una de las grandes víctimas de nuestro modelo»
    Monchi, en el césped del Sánchez-Pizjuán, donde espera ver a ese Sevilla que la afición desea. / Pepo Herrera

—Llega un nuevo parón liguero y con sensación de alivio tras la última victoria y la buena imagen ofrecida ante el Real Madrid...

—Si analizamos un poco las trayectorias en función de los parones, y el anterior llegó después de ganar al Barcelona, creo que entre parón y parón el equipo ha crecido. En Champions teníamos dos partidos muy complicados y no logramos los resultados esperados, pero hemos hecho un 13 de 18, que no está mal dentro de lo que cabe. Estamos encontrando un poco el camino del rendimiento. Si comparamos las sensaciones de este parón y las del anterior, ahora son mejores.

—¿Qué balance hace por el momento de la temporada?

—Si tuviese que elegir una palabra, sería irregularidad. Estamos cerca del equipo del año pasado en casa, donde cimentamos nuestro éxito. En cambio, fuera no estamos encontrando ese camino.

—¿A qué se deben esas dos caras? ¿Es una cuestión de mentalidad?

—El análisis debe ser más completo. Nuestro modelo de gestión deportiva, que funciona porque son ya muchos años logrando éxitos tanto deportivos como económicos, tiene una pata más débil: el continuo cambio de jugadores. No es fácil acoplar en tiempo mínimo a un grupo de 10, 11 ó 14 jugadores. Cada uno tiene su mentalidad, cosas que aprender, que cambiar... A veces eso se produce de forma rápida, otras más lenta y otras ni siquiera se produce. Este año hay muchos ejemplos. Si comparamos el rendimiento de algunos jugadores en la jornada 4 con el de la última, no tiene nada que ver. Y son los mismos jugadores.

—Quizá ya sea tarde para aprovechar la Champions...

—Soy de los que piensan que hay vida y mientras hay vida, hay esperanza. Tenemos dos partidos muy difíciles, pero, aunque el equipo hubiese estado al cien por cien, podrían haberse dado los mismos resultados. Cuando se conoció el grupo vimos que era difícil y apelamos a la competitividad del equipo para reducir las diferencias. No creo que sea sólo esa carencia la consecuencia única de que no podamos clasificarnos. No tenemos una pena, un pesar por ello. Además, la planificación se adelantó precisamente por eso. Hay jugadores En la historia del club que tardaron tiempo en adaptarse, pero no debemos buscar excusas. Es un pero de este modelo. El Sevilla campeón en Turín tuvo un comienzo similar a éste; al Sevilla campeón en Eindhoven con Juande le pitaban En la jornada 6, y ya sabéis lo que hizo...

—¿Sufre especialmente con los fichajes?

—A todos los traje yo. Me da igual quién juegue. Lo que quiero es que el Sevilla gane. Soy igual de feliz si juegan uno o todos. No creo que mi trabajo, aunque se haga, tenga que examinarse cada año por los jugadores nuevos. Llevo muchos años y no creo que deba ser así. Entiendo que las planificaciones puedan ser cuestionadas, pero no es una cosa que me preocupe. Mi trabajo no es sólo firmar, sino conformar plantillas, con jugadores nuevos, no nuevos o de la cantera. Busco el rendimiento global.

—Dado el crecimiento del club, su presencia en la Champions, las exigencias, ¿le comenta más cosas la gente ahora por la calle que antes?

—Sevilla es una ciudad donde la gente es atrevida. Va dentro de nuestra idiosincrasia, para lo bueno y lo malo. Vas por la calle y en vez de decirte «hola» te dicen «trae un portero», por poner un ejemplo. El ejecutivo tiene que ser más frío, pero me siento un privilegiado por el trato de la gente. Noto mayoritariamente cariño, aunque si perdemos, no te van a decir «enhorabuena».

—¿Alguna vez un comentario de un aficionado de a pie le hizo reflexionar?

—Yo escucho y analizo todo. Soy asiduo a las redes sociales, activo, leo mucho y me gusta estar informado porque creo que es bueno. Es como una lluvia de ideas. No baso mis decisiones en lo que la gente diga, pero es bueno escuchar. Siempre pongo un ejemplo: tengo en mi casa un aficionado ultra, de cariño al Sevilla, que es mi hijo, y siempre le explico la diferencia entre él y yo: él puede decir 50 alineaciones, 50 fichajes, pero Unai tiene que hacer una y yo los fichajes. De los fichajes, se va a quedar con los que no he firmado o con uno que me dijo, pero no con los otros 49.

—¿Cómo ve a Emery? ¿Cree que ha sido especialmente señalado en este inicio de temporada?

—En el mundo del fútbol todos estamos en un escaparate y dentro de éste hay quien está en primera fila, como el entrenador, el director deportivo y los jugadores. Director deportivo y entrenador somos todos. Cuestionar un fichaje o una alineación es muy fácil. Yo creo que en Sevilla hay muchísima gente que está muy, muy satisfecha con Unai. Y hay un dato totalmente definitivo para esta argumentación mía: desde la época de Juande no se coreaba el nombre de un entrenador en el campo del Sevilla. El de Unai se coreó la temporada pasada y en la actual. ¿Significativo? Bueno, eso señala algo. ¿Que después hay gente que critica fichajes o un cambio? Esas decisiones tan populares... No sé si el bagaje de Unai en el Sevilla es de matrícula de honor, pero sí está muy cerca. Y, además, con el condicionante que para un entrenador es el modelo de negocio del Sevilla. Nuestra virtud es también nuestro problema a veces. Una de las grandes víctimas de ese modelo es el entrenador porque tiene que estar cambiando continuamente, conociendo a nuevos jugadores... Y a los jugadores no los conoces hasta que están aquí. Yo puedo ir quince veces a ver a Krychowiak, pero sólo lo conozco de verdad cuando está aquí. El entrenador tiene que hacer esa labor sin tiempo, porque en el fútbol el tiempo no existe. La labor de Unai entro de ese engranaje es clave y la hace perfectamente. La mayoría de los jugadores con él aquí se han revalorizado, deportiva y económicamente.

—¿Tiene la sensación de que éste puede ser su última temporada en el Sevilla pase lo que pase?

—No. En nuestro día a día no veo ese punto final. Como poco, una coma o un parón pequeño, un descanso, pero no veo eso. Trabajamos para mejorar nuestro sistema de análisis, nuestra base de datos... Siempre estamos inmersos en su opinión.

—Decía hace poco Emery en una entrevista (El País) que cuando usted y él dejen de trabajar juntos, serán muy amigos...

—Tengo una magnífica relación con él, a nivel profesional y humano. Hemos estado siempre muy unidos tanto en momentos buenos como malos a nivel personal. Tenemos una virtud los dos: somos muy exigentes en nuestras respectivas parcelas y esa exigencia a veces choca. No es que nos guste discutir, pero hemos comprendido que desde nuestra discusión siempre hemos crecido. Cada uno respeta la posición del otro y de todo ello siempre ha salido beneficiado el equipo. Unai es una persona difícil de convencer y yo también, pero eso lo que fomenta es el diálogo. Yo prefiero tener un entrenador con el que rebatir a uno que no escuche. Yo me encuentro cómodo siempre con él y creo que él también lo está conmigo.

(La segunda parte de la entrevista a Monchi podrán leerla este lunes)