Arrugas en el alma

Cuando a un niño se le habla de Reyes Magos y se juega a la sopresa no se le está mintiendo. Se está cultivando el escenario real de la sonrisa, de la inocencia

05 ene 2018 / 09:26 h - Actualizado: 06 ene 2018 / 23:01 h.
"Cabalgata de los Reyes Magos"
  • Arrugas en el alma

¿Cómo explicarle a los niños que los mayores somos más grandes, pero a menudo no somos adultos? ¿Cómo hacerles ver que tenemos más edad y de manera frecuente menos cerebro, menos luz? ¿Cómo demostrarles que a los mayores se les arruga la piel pero que la vejez real empieza cuando lo que se arrugan son las esperanzas, las ilusiones y los sueños? Los Reyes Magos van de vuelta, de nuevo al Oriente de la fascinación, de la sorpresa, de la inocencia, de un universo que muchas personas con edad, que no adultas, se empeñan en violentar, en salpicar de maldad. Se trata de un país, el de la mente de nuestros niños, que debería estar salvaguardado de la mancha asquerosa de las manos de los necios, que buscan la manipulación integral del ser humano para meterlo en el molde de su interés futuro, sembrando el árbol joven de toda suerte de argumentarios llamados más a confundir que a defender a ultranza (que es nuestra obligación) el tiempo fértil de la bondad, de la felicidad, de la infancia en fin, de la bendita niñez.

A menudo lo hacen desde el terreno de lo ridículo, pero el suelo está bien abonado y la semilla cae en zona permeable, naturalmente buena, ávida de luz, aunque la linterna esté podrida.

La política se metió en los colegios, y en muchos de ellos adoctrinan a los críos. Sí, en Espana hay comunidades autónomas en las que se manipula la realidad y se adoctrina en el odio a decenas de miles de niños, a los que se les miente en las aulas. Esta es una realidad contrastada cuyos resultados son palpables. Pero no se hace nada, incluso está mal visto que se comente. Estamos obligados a intentar defender a los más pequeños, aunque posiblemente estemos delante de una batalla perdida.

También se aprovechan las cabalgatas de los Reyes Magos para subir la política a las carrozas, así, sin que les de fatiga. No les basta con salpicar de indignidad algunos organismos oficiales, sino que violan el suelo sagrado que debería ser una carroza de una cabalgata de Reyes para reivindicar, para exponer, para eso que llaman visualizar, palabra hermosa que debería conducirnos a la igualdad y no al esperpento. Es un disparate que se escenifiquen tres reinas magas, por ejemplo.

Nos estamos haciendo viejos en el alma, no en la piel, desde el mismo momento en el que manipulamos, envilecemos y manchamos la mente limpia de nuestros pequeños, que viven en el tiempo de la bondad extrema, inocente.

Cuando a un niño se le habla de los Reyes Magos y se juega con él a la sorpresa no se le está mintiendo. Se está cultivando un escenario de ilusión, de esperanza, de sonrisa de ida y vuelta. Un respeto. ~