A media altura

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29 oct 2017 / 18:38 h - Actualizado: 29 oct 2017 / 18:38 h.

Cuentan que a un casi ahogado es difícil de detectar, que aparece inmóvil a media altura en el agua después del chapoteo agónico inicial y que cuando toca fondo las posibilidades de vida son muy remotas. Todo ocurre sin que nadie se dé cuenta y algunos que lo ven piensan que está buceando o haciendo un juego de equilibrio en el agua. La tragedia no dura más de tres minutos en hacerse real. Es cuando todo el mundo mira al socorrista que se despistó con un wasap y otros miran a los amigos que lo forzaron a sabiendas de que no sabía nadar, todo el mundo opina y se posiciona, y claman justicia por la muerte evitable. Hay que demandar, pedir responsabilidades, la justicia no puede dejar esto así son frases que se escuchan en plena candencia del cuerpo presente. El Estado de Derecho deja sentir el imperio de la ley y todos intentan culpar a las otras partes de tan desdichado suceso para evitar asumir responsabilidades... quizás alguien, por aquello de los instintos naturales, entre el vocerío penal pregunte ¿y no se podía haber evitado?

Hoy muchos nos preguntamos si no se podría haber evitado lo de Cataluña, pues parece que ese llamamiento al Estado de Derecho de quienes han dirigido el proceso se muestra como un remedio insuficiente y muy mal aplicado. Ha faltado y sigue faltando política de Estado que hubiera evitado llegar hasta aquí y ha faltado capacidad de saber leer lo que estaba ocurriendo y lo que se podía hacer en cada momento. Hace unos días lo decía: quizás Rajoy y su radical cohorte no son los mejores socorristas para esta piscina.