Au revoir, Steven

El mediocentro galo, que ya protagonizó alguna salida de tono en tiempos de Unai Emery, sigue apartado del equipo y en Nervión no descartan su salida en enero

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03 dic 2017 / 22:17 h - Actualizado: 03 dic 2017 / 22:19 h.
"N'Zonzi"

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{Es el cuento de nunca acabar. Steven Nzonzi ha pasado de ser uno de los mejores jugadores del primer plantel sevillista al mayor quebradero de cabeza para Eduardo Berizzo y Óscar Arias. Sus constantes salidas de tono, la falta de actitud y compromiso demostradas, así como las presiones de su entorno para ser traspasado han terminado por agotar la paciencia de los rectores sevillistas y su cuerpo técnico. A Nzonzi ya no se le permite ni una más, que diría aquel. Al francés no le sentó bien ser sustituido en el descanso del trascendental partido que su equipo perdía tras los primeros cuarenta y cinco minutos frente al Liverpool en Champions y al comenzar la segunda mitad, decidió marcharse a casa perdiéndose así el desenlace de un duelo que los de Nervión lograron empatar.

No le sentó nada bien a Berizzo este gesto, que dejó de contar con él por decisión técnica. Algo que más tarde continuaría sucediendo con Marcucci, que eso sí, avisó este viernes que «cualquier decisión técnica puede revertirse» al ser cuestionado por este asunto. El problema es cómo dar la vuelta a la tortilla. En el club ya no saben qué hacer con este jugador cuyo nivel futolístico parece estar lejos de sus valores como profesional. De hecho, ya con Unai Emery como entrenador, el centrocampista galo vivió una situación parecida que el entonces entrenador sevillista supo gestionar a la perfección. Nzonzi se borró del cartel y desapareció de las alineaciones del técnico poco después de su desembarco en el Sánchez-Pizjuán. El motivo, por aquel entonces, se achacó a una complicada situación personal motivada por la denuncia de su expareja. Emery decidió darle un tiempo de permiso para que reflexionara y decidiera si seguiría o no en Nervión. El galo respondió con su mejor fútbol. Desconozco si esa podría ser de nuevo la solución, pero tengo claro que el Sevilla hace lo que debe. Nadie está por encima de su entrenador y, aunque el Sevilla no es el Celta ni Nzonzi es Orellana, bien haría la entidad en encontrar un desenlace positivo a este entuerto. Vender a Nzonzi en enero significaría perder dinero, pues ya este verano se han rechazado ofertas muy importantes por él. Reconducir la situación será tarea de Arias y Berizzo, que al menos de momento sigue en sus trece y no piensa contar con él. Sin embargo, no todo es dinero. Si el jugador sigue en esta línea, lo mejor será buscar una salida, pues para restar, siempre hay tiempo. ~

Es el cuento de nunca acabar. Steven Nzonzi ha pasado de ser uno de los mejores jugadores del primer plantel sevillista al mayor quebradero de cabeza para Eduardo Berizzo y Óscar Arias. Sus constantes salidas de tono, la falta de actitud y compromiso demostradas, así como las presiones de su entorno para ser traspasado han terminado por agotar la paciencia de los rectores sevillistas y su cuerpo técnico. A Nzonzi ya no se le permite ni una más, que diría aquel. Al francés no le sentó bien ser sustituido en el descanso del trascendental partido que su equipo perdía tras los primeros cuarenta y cinco minutos frente al Liverpool en Champions y al comenzar la segunda mitad, decidió marcharse a casa perdiéndose así el desenlace de un duelo que los de Nervión lograron empatar.

No le sentó nada bien a Berizzo este gesto, que dejó de contar con él por decisión técnica. Algo que más tarde continuaría sucediendo con Marcucci, que eso sí, avisó este viernes que «cualquier decisión técnica puede revertirse» al ser cuestionado por este asunto. El problema es cómo dar la vuelta a la tortilla. En el club ya no saben qué hacer con este jugador cuyo nivel futolístico parece estar lejos de sus valores como profesional. De hecho, ya con Unai Emery como entrenador, el centrocampista galo vivió una situación parecida que el entonces entrenador sevillista supo gestionar a la perfección. Nzonzi se borró del cartel y desapareció de las alineaciones del técnico poco después de su desembarco en el Sánchez-Pizjuán. El motivo, por aquel entonces, se achacó a una complicada situación personal motivada por la denuncia de su expareja. Emery decidió darle un tiempo de permiso para que reflexionara y decidiera si seguiría o no en Nervión. El galo respondió con su mejor fútbol. Desconozco si esa podría ser de nuevo la solución, pero tengo claro que el Sevilla hace lo que debe. Nadie está por encima de su entrenador y, aunque el Sevilla no es el Celta ni Nzonzi es Orellana, bien haría la entidad en encontrar un desenlace positivo a este entuerto. Vender a Nzonzi en enero significaría perder dinero, pues ya este verano se han rechazado ofertas muy importantes por él. Reconducir la situación será tarea de Arias y Berizzo, que al menos de momento sigue en sus trece y no piensa contar con él. Sin embargo, no todo es dinero. Si el jugador sigue en esta línea, lo mejor será buscar una salida, pues para restar, siempre hay tiempo.