Ya lo dije en la chirigota Los Rockeros de la Puebla: «Nosotros los andaluces nos queremos como hermanos / y cuando jugamos al fútbol siempre nos lo demostramos. / Cuando el Cádiz va a Jerez de la Frontera, / ellos tiran adoquines, nosotros tiramos piedras / porque somos dos equipos que nos surtimos de la cantera». Eso fue en el 2000, y pasados 15 años seguimos igual. Tras la semana de éxitos del fútbol sevillano, con el ascenso del Betis y la UEFA del Sevilla, me dio por felicitar a ambos clubes y aficiones y ¡¡ha habido hasta quien se ha enfadado!! No se puede ser más carajote, mire usted. Una cosa es una rivalidad deportiva bien entendida, sin la cual no existiría la pasión, y otra cosa es que te salga un odio de adentro a todo lo que no lleve tus colores. Desear que pierda tu rival es cosa normal. Desear que pierda el otro hasta por encima de lo que haga tu equipo es de enfermos. El fútbol andaluz tiene ese talón de Aquiles. Cuando un tío va elegantemente vestido se dice con guasa: «Va más arreglao que un derbi vasco». Eso sería imposible aquí. Si a un andaluz le hacen falta los puntos para Champions, UEFA o descenso... ya habrá otro andaluz que lo pisotee y encima se regodee de la gesta. Y claro, luego recogemos lo que sembramos. Si nos pusiéramos las pilas seríamos poderosos. Haciendo la guerra por nuestra cuenta, así nos va. Así que bravo por el Sevilla y por el Betis. Mi más sincera enhorabuena. Y el domingo espero que le toque a mi Cádiz. Soy andaluz. Tengo ese pecado.