Como Carmen Calvo Poyato va a abrir la Constitución para el asunto ese del lenguaje inclusivo, le recuerdo que la mayoría de los palos flamencos, y los más importantes, son femeninos: seguiriya, soleá, caña, toná, serrana, saeta, malagueña, granadina, bulería, petenera y, por no hacer esto interminable, farruca. Y las feminijondas, achantadas como perdices. Nunca han hablado de esto, solo del machismo que hay en el flamenco y de lo marginadas que han estado las flamencas, que ya en el XIX actuaban en igualdad de condiciones con los flamencos tanto en cafés cantantes como en teatros de todo el mundo. El compás y el pellizco son masculinos, así como el ritmo y el duende, algo que también habrá que revisar. A María la Borrica, no sé por qué, se le empezó a llamar María Borrico y esto tampoco lo han denunciado las feminijondas. Su hermano era El Viejo de la Isla, y que se sepa no existe ninguna artista flamenca apodada La Vieja, que es como Chacón llamaba a Marchena. Supongo que Carmen estará ya liada con este asunto de tanta transcendencia