El retrovisor de la infancia

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29 jun 2018 / 19:04 h - Actualizado: 29 jun 2018 / 21:44 h.
"La Azotea"

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Con los acordes de Mediterráneo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis tomaba posesión de cargo envuelto en una ovación calurosa, posiblemente porque representa muchas de las cosas por las que me paro a tomar aire. Él fue un amigo del barrio que ahora se asoma sin vértigo al atril de la Delegación del Gobierno en Andalucía citando a Lorca, a Sabina y a Vetusta Morla.

Un niño nacido en una calle flamenca que accedió a la educación pública gracias a una política de igualdad social fundamental para forjar el futuro de un pueblo. Eso lo conoce bien, por su origen y porque su abuelo le enseñó a mirarse en el junco bético que se dobla, pero nunca se quiebra, así como el camino que conduce a la Moncloa desde el Polígono de San Pablo, pasando por la torre Mudéjar de una Santa Catalina que tanto nos une. Hijo de familia trabajadora, vecino de un barrio obrero que tiende la ropa al sol y exhala vida desde sus ventanas, por donde se asomaron los hijos de la generación del esfuerzo, de los que nada tuvieron y que ahora ven en los suyos el fruto del sacrificio y la oportunidad de ser iguales, sin distinción alguna. No te olvides de Caballero Bonald y sigue luchando por ser únicamente tu libertad y tus palabras, pero sigue oyendo la voz de esos niños de los setenta que fuimos tú, yo y tantos, hijos de honrados trabajadores que hoy son universitarios y grandes profesionales los que corrimos por las calles de un barrio que te han visto crecer, como diría Nacha Pop.

Confío en que sabrás mirar por el retrovisor de tu infancia, de donde surge el futuro de muchos. Y la Esperanza. ~