No debe resultarle fácil responder una y otra vez a las preguntas sobre su futuro. Emery, sin embargo, lo hace con la educación que le caracteriza, porque, además de tener a uno de los mejores entrenadores del planeta, el Sevilla y su afición tienen a un ejemplo de comportamiento. Ninguna estridencia, ningún mal gesto... Haga lo que haga, Emery marca diferencias también a nivel personal en un mundo, el del fútbol, donde -como en otros muchos- cada vez escasea más la educación, el saber estar y tantas y tantas cosas. Pero, más allá de eso, al aficionado del Sevilla lo que le interesa es si su entrenador continuará al frente del equipo.
Es innegable que la marcha de Carlo Ancelotti del Real Madrid abrirá a éste las puertas del Milan, uno de los clubes que han estado tras los pasos de Emery. Sí, uno de los clubes, porque no es el único. En cualquier caso, que el Milan se decante por Ancelotti no garantiza nada. Tan sólo que el técnico de Hondarribia tendría cerrada las puertas allí.
Emery siempre dice que está a gusto en el Sevilla y en Sevilla. Y es cierto. Pero la cuestión -sin restar importancia, que la tiene y mucha, a su felicidad- es otra: las garantías. Emery quiere, ante todo, jugar la Champions. La Europa League se le ha quedado pequeña y desea probar sus fuerzas, su capacidad como técnico, en la máxima competición. Sabe que clasificarse para vía Liga es muy difícil porque el Sevilla depende del Valencia. Como también sabe que, pese a la condición de favorito en Varsovia, una final es una final y todo es posible.
Por ello, si el Sevilla se clasifica para la Champions, será difícil que Emery se marche; si no lo consigue, sólo hay algo que podría retenerle: las garantías. Y esto no es otra cosa que tener la certeza -aun sabiendo que en el mercado todo o casi todo es posible- de seguir contando con los pilares de su equipo la próxima temporada y, en caso de que los Bacca, Krychowiak y compañía se marchen traspasados, lleguen recambios absolutamente contrastados. Y, además, que el plantel se refuerce para poder competir por una de las cuatro primeras plazas del campeonato. Emery confía en el tino de Monchi, pero necesitaría gente de peso para pelear por lo único que estaría en su mente en el curso 2015/16: jugar la Champions. Y dirán ustedes: tiene un año más de contrato. Sí, pero si considera que debe marcharse, pagará la indemnización y se irá. Por eso, sevillistas, más vale ganar en Varsovia. Pocos técnicos tan capacitados pasarán por Nervión.