Algunos de los fondos de renta fija pueden invertir solo en bonos gubernamentales, mientras que otros pueden estar abiertos también a la inversión en bonos corporativos. Hay que tener en cuenta igualmente el plazo de vencimiento de los bonos que formen la cartera del fondo a fin de que esté lo menos expuesto posible a las fluctuaciones de los tipos de interés.
Asimismo hay que tener presente la calidad del crédito ya que la calidad media de crédito de un fondo que invierte en renta fija dependerá de la calidad del crédito de los títulos de los que esté compuesta su cartera, por lo que, a mayor exposición a títulos con baja calificación, mayor será, sin duda alguna, su riesgo.
Igualmente, habrá de analizarse por el inversor los resultados históricos devengados por el fondo ya que la rentabilidad total que ha generado durante un periodo de tiempo anterior ha de ser comparada con su rendimiento actual, para comprobar si una mayor rentabilidad está asociada a inversiones en títulos de menor calidad, que pueden llevar a que el precio de las participaciones del fondo de inversión sea más volátil.
Otro punto importante a tener en cuenta es la comparación entre las comisiones cobradas por los distintos fondos de inversión en renta fija pues su monto habrá de ser deducido de los beneficios obtenidos pudiendo implicar una fuerte reducción de los beneficios obtenidos por el inversor. Ello no obstante, como se expuso, la Directiva comunitaria MIFID II obliga a los gestores de fondos a informar en todo momento al inversor, de manera clara, sobre el tipo y cuantía de las comisiones a cobrar.
Una opción práctica para el inversor puede consistir en adquirir directamente diversos bonos gubernamentales con distintos vencimientos e invertir a través de un fondo de renta fija en bonos corporativos y de mercados emergentes.