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Ganan los malos

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28 abr 2018 / 20:59 h - Actualizado: 28 abr 2018 / 20:59 h.

Nos gusta el cine de masas y los videojuegos porque suelen ganar los buenos y además nos permiten hacer catarsis y proyecciones psicológicas con nuestros héroes y heroínas. En fin, todo mentira, pero ya se sabe que «la cuna del hombre la mecen con cuentos» (León Felipe). Luego llega la realidad y nos debilita el alma porque ganan los malos. ¿Y si Cristina Cifuentes fuera un poquito buena? Desde luego, lo del máster es un camelo y lo de las cremas queda para el psiquiatra pero la señora ha dicho algo nada disparatado: se la ha cargado el fuego amigo y eso no es raro porque no es nuevo en España. Por tanto, si Cifuentes es un poquito buena ya sabemos que esa pizca de bondad se va a tomar viento. Una poquito buena menos.

Pero, ¿y Falciani?, ¿y Assange?, ¿y Snowden?, ¿y los bomberos sevillanos?, ¿y los parados? Todos son buenos y sin embargo todos están perdiendo. ¿No dan ganas de mandar a este mundo al mismísimo infierno si es que no estamos ya en él?

Falciani filtró una lista enorme de defraudadores al fisco a nivel internacional, Botín incluido. El hombre trabajaba en la sede suiza del HSBC –el mayor banco del mundo– y debió contraer un virus de responsabilidad democrática. Pero es él quien ha salido escaldado, no los ladrones, hasta lo han metido en la cárcel y hablaron de canjearlo por las dos independentistas que se han refugiado en el país de la pecunia negra, el chocolate y los relojes. Assange hizo buena la definición de noticia que nos legó lord Northcliffe: algo de interés público que hace alguien poderoso y no quiere que se sepa. Eso hizo el ejército USA en Irak y Afganistán: matar a seres indefensos a sangre fría. Assange lo demostró. Resultado: los criminales de guerra se van de fiesta y el denunciante es convertido en un terrorista, amenazado de muerte y lleva seis años encerrado en la embajada de Ecuador en Londres. Snowden destapa el espionaje USA a millones de ciudadanos y tiene que esconderse en Rusia. Los bomberos salvan de la muerte a migrantes pero su solidaridad los lleva al banquillo. La economía crece pero los parados aumentan y los empleos son de mierda, es un nuevo siglo XIX, digitalizado y con la gente idiotizada. Una joven violada en Los Sanfermines, encima debe dar las gracias a sus verdugos. Al menos las féminas se han echado a la calle a protestar pero, ¿y a los otros?, ¿quién los defiende? El periodismo y la democracia están heridos de muerte, todo es confusión y somos prisioneros de nuestra apatía. Así se domina hoy: con el caos.