Goytisolo y la educación

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12 jun 2017 / 16:55 h - Actualizado: 12 jun 2017 / 19:46 h.

El cementerio español de Larache ocupa un lugar privilegiado en la cornisa del acantilado sobre el que se asienta la parte alta de la ciudad. Lo conozco porque allí está enterrado el abuelo de mi mujer. El paisaje es magnífico pero las ráfagas de viento marino se cuelan entre las tumbas y dejan las manos y el rostro fríos, con la misma sensación que producían hace unos días las fotos del entierro de Juan Goytisolo al que no asistieron, siquiera por educación, representantes de los gobiernos de España, Marruecos y Cataluña. Hoy las cosas y el comportamineto adelantan que es una barbaridad: Rajoy se dedica, fundamentalmente, a analizar en vivo y en su gabinete las tácticas futbolísticas de los entrenadores más prestigiosos mientras Pep Guardiola baja al terreno del juego político.

En Andalucía, salvo los vecinos del barrio almerienses cuya pobreza denunció en 1962, tampoco nadie ha movido ni siquiera los labios para recordar que Goytisolo hace 50 años, más o menos, se fue a vivir allí y puso el dedo en la llaga de aquella tierra irredenta. Sus ensayos, La Chanca y Campos de Níjar, dieron entonces la vuelta a este ruedo ibérico y cumplieron un papel importante despertando las conciencias en el tema agrario y el de la emigración y creando una escuela que allí sigue dando clase. Goytisolo –Juan sin Tierra– fue un intelectual heterodoxo y transgresor, un Unamuno de hoy, una línea de pensamiento siempre importante en la Cultura de siempre. De la Cultura que muchos no entendían pero respetaban aunque sólo fuera por educación.