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¿Hacia dónde hay que mirar?

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08 mar 2016 / 17:57 h - Actualizado: 08 mar 2016 / 17:57 h.
"Violencia de género","Terrorismo","Homosexualidad"

Vemos a esos tipos sentados en una grada, haciendo gestos casi idénticos, convencidos de que van en una montaña rusa gracias a que llevan puestas unas gafas enormes en las que se ha insertado un teléfono móvil listísimo, y creemos que el mundo progresa.

Y hace ya tiempo que pusimos negro sobre blanco los Derechos Humanos y los del Niño, y que el Convenio de Ginebra prohíbe la esclavitud en todas sus formas.

Hay incluso quien es capaz de hacer un trasplante completo de cara, existen las impresoras 3-D, la viagra y las prótesis de brazos y piernas que imitan cada vez mejor la funcionalidad del músculo; sabemos ingeniería genética, construimos rascacielos de más de ochocientos metros de altura y puedo conseguir un taxi desde una maldita app.

Pero no acabamos con la guerra, el terror, el fanatismo y la barbarie que arrasan a diario cientos de vidas inocentes, hemos hecho girones la capa de ozono, hay países donde es legal la pena de muerte y delito la homosexualidad, los abusos se encubren y se disculpan, no hay trabajo ni un hogar para todos y vivimos en ciudades hostiles que colapsan con cuatro gotas de lluvia y en las que la peor soledad y la exclusión social son epidemia.

Escribo de lo que tengo más cerca o está en los medios, pero es suficiente. Cada día que esos niños pasan al raso viendo a sus padres llorar y empujarse dentro de la patera o frente a un muro de cuchillas pavorosas a las que hemos tenido la humorada de bautizar con el nombre de un instrumento musical –concertinas–, resulta más patente el fracaso de la Humanidad y menos fecunda la vergüenza.

Sólo algunos individuos hacen que mantengamos viva la esperanza.