Has vuelto a casa

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17 feb 2018 / 20:25 h - Actualizado: 17 feb 2018 / 20:56 h.
"Cofradías","Haciendo lío"

Hay trenes que solo pasan una vez en la vida y veces en las que la vida te da una segunda oportunidad. Han tenido que pasar cinco años para que Dios vuelva al que fue su hogar por unos días. Cinco años y muchos recuerdos, cinco años y la sensación de que algo quedaba pendiente, cinco años y una deuda por saldar que ahora, y porque el Señor así lo ha querido, ha terminado de resolverse. Será un sueño breve en el que las emociones vencerán a la razón y en el que el destino devolverá a los cofrades de esta hermandad lo que les arrebató hace un lustro de forma incomprensible e injusta. Otra vez, Señor. Otra vez las puertas de Santa Marina se han abierto de par en par para recibirte a los pies del Dios de la Vida. Otra vez las mismas imágenes en la retina, las mismas lágrimas de agradecimiento, los mismos abrazos y esa certeza de que la fe no entiende de fronteras, ni de retos sociales, ni de kilómetros. Que la fe es capaz de abrir puertas, también las de aquellos que pegaron un portazo de intolerancia. Solo el amor a Dios como respuesta evangélica a las piedras que la vida pone en el camino.

Torreblanca ha vuelto a Sevilla. A la calle San Luis. Al corazón de los cofrades de esta tierra. Nos ha entregado por unos días el mayor tesoro de su casa, aquel en el que están depositadas todas las esperanzas de sus vecinos. Y ahora es un poco nuestro, de toda Sevilla. Afortunados somos por poder sentirnos durante estos días miembros de esa gran familia que es la hermandad de los Dolores y que se extiende, como el manto de la Santísima Virgen, a todos los vecinos de Torreblanca. Aquí se quedará para siempre, en el remanso de los muros de Santa Marina, entre las callecitas que lo llevarán a la calle Feria, en el compás de Santa Ángela de la Cruz, en la grandeza de la Catedral. En la noche, en el día, en cada suspiro...todo será siempre un recuerdo del Dios Cautivo que cautivó a Sevilla en su Viacrucis de Cuaresma.

El Señor se marchará. Lo hará como llegó el viernes. De forma humilde, sin hacer ruido, en su cajón de madera. Diciendo adiós a la Virgen de la Aurora, la madre que vieron sus ojos nada más llegar a Santa Marina. Un rezo, un abrazo y un adiós. Con él se irán los cofrades de Torreblanca. Lo harán siguiendo su ejemplo y volviendo a demostrar que solo hay que conocerlos para saber de su grandeza de alma, su solidaridad y su bondad infinita. Eso sí que es dar testimonio del evangelio en esta vida.

Hoy tienen la oportunidad de besar sus manos durante todo el día. Mañana ya será de Sevilla. El Cautivo como símbolo de un barrio que se ha doctorado a estas alturas en la fe verdadera: la de la calle, la gente, el amor y Dios. ¡Qué bonito es ser de Torreblanca!