La Tostá

Jarabe para Pablo Iglesias

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
12 dic 2018 / 06:58 h - Actualizado: 11 dic 2018 / 17:00 h.
"La Tostá"

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A Pablo Iglesias se le ha atragantado el “jarabe democrático de los de abajo”, como llamó hace tiempo a los escraches, los suyos, antes de tener el chalé de lujo y necesitar vigilancia para que no le roben las macetas en Galapagar. La cara que tenía el gaché de Vallecas el pasado lunes en Barcelona cuando en plena presentación de su último libro aparecieron unos ultras de la derecha y le reventaron el acto. Alberto Garzón fue entrevistado ayer en La Sexta y lo repitió tres o cuatro veces en tres minutos: “Estos de la extrema derecha...”.

Es denunciable, desde luego, lo que le pasó a Iglesias, sobre todo porque iba a presentar un libro y no a un concierto utilizando un avión del Estado. Este acoso al líder de Podemos le puede venir hasta bien de cara a su propósito, porque lo mejor que le puede pasar en estos momentos a un líder de la izquierda, sobre todo si es la más radical, es que resucite del todo la extrema derecha española, porque eso va a justificar todo lo que ha hecho Podemos en estos años y lo que piensan seguir haciendo hasta lograr el poder.

En Andalucía parece que van a tardar, porque está claro que PP, Ciudadanos y Vox se van a entender para echar a la socialista Susana Díaz, como hace meses se entendieron casi todos para poner en la calle a Mariano Rajoy en favor de Pedro Sánchez. Lo malo de Pablo Iglesias es que tiene ya un recorrido y como le gusta tanto hablar y soltar esos mensajes tan estudiados, a veces belicistas, es que con cualquier cosa que diga o haga ahora le van a saltar a la yugular. Creo sinceramente que le haría un favor a la izquierda española dejando la política y llevándose con él a Alberto Garzón, ese señor que está siempre a su lado, generalmente detrás, asintiendo con la cabeza a todo lo que dice y mostrando su lado más señorito.

La nueva situación política nacional, que es preocupante desde hace años, necesita otra clase de izquierda, una sin mochila y que no esté bajo sospechas de nada. Si hay que estar unos años viendo cómo la derecha sigue destrozando lo logrado estos cuarenta años atrás, sobre todo con los gobiernos socialistas, se está y punto. A veces es bueno retirarse a los cuarteles para regresar con las botas y las hebillas limpias. Pero ya verán como no, como Iglesias prefiere calentar la calle antes de renunciar a una vida de lujo mientras contempla desde su porche cómo el país se va acercando poco a poco al despeñadero.