La contera en el suelo

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09 mar 2018 / 23:26 h - Actualizado: 09 mar 2018 / 23:27 h.
"Pareja de escoltas"

El nazareno que portaba la insignia se vio obligado a dejar la cofradía por el aviso del agravamiento de un familiar. Tras una breve sustitución, me llamaron a mí a ocupar su sitio donde de algún modo continué su estación de penitencia, más que la mía. Ahora me entero que ese familiar enfermo acaba de fallecer y es lógico anudar un crespón de luto a este asta de plata cuyo anónimo gozo ha ensombrecido sus bordes. La insignia es metafóricamente este recuadro que Manolo Romero ocupaba como un lugar propio, como se ocupa año tras año en la nómina ese guion que tienes la tradición de llevar. Y en esta hora triste del fallecimiento de su padre, cuyos cuidados nos robaron la dicha de seguirle leyendo semanalmente, reposo la contera en los adoquines para detenerme en la oración en que hoy deben transformarse estas líneas pues camino sobre las que debieron ser sus pisadas y sus sentimientos. Este es al cabo el sentido de todo esto, la Fe que traslada la madera de nuestros Cristos a nuestra humanidad de carne y hueso, esa agonía revivida aquí y allá para unos y otros y que estos días nos la llenan de Esperanza. Trenzado queda el crespón, Manolo. No negro: blanco y de merino como la capa que blanquea las oscuras túnicas porque la muerte que anunciamos –la insignia lo dice bien claro– proclama a su vez la Resurrección, la eternidad de Paz en la que sabes ya descansa lleno de dicha. Si no lo creyéramos así ¿verdad? todo sobra. ~