La educación lo es todo

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08 dic 2016 / 20:30 h - Actualizado: 08 dic 2016 / 20:32 h.

Dijo Rousseau: «Todo lo que nosotros no poseemos por nuestro nacimiento y de lo que tenemos gran necesidad al ser mayores, nos es dado por la educación». Y es así, ciertamente. Ninguna otra herramienta más poderosa para una nueva sociedad que la educación, ya que construye, nada más y nada menos, nuevos hombres y nuevas mujeres. Nadie nace delincuente, o fracasado. Tampoco nace siendo Fleming o Gandhi. Como dijo el viejo filósofo, todo cuanto somos nos es dado por la educación.

El pasado día 4 de diciembre recordamos otro lejano 4 de diciembre de hace 39 años, en que cientos de miles de andaluces, muchos de los cuales íbamos de la mano de nuestros padres, nos echamos a la calle para exigir que la recién estrenada democracia sirviera para darle un vuelco al sino de Andalucía, que nos permitiera salir del subdesarrollo, el atraso, la pobreza. Y 39 años después, llega el informe PISA a lanzarnos a la cara la cruda realidad de que seguimos estando en el fondo de saco. No sólo somos la comunidad más pobre, la que tiene más paro, sino que además tenemos la peor educación del país.

Que la consejera achacara los resultados a que el estudio estaba mal hecho sólo causa sonrojo. Que añadiera que venimos de una situación de analfabetismo que nos remite a la herencia recibida hace 40 años, descalifican implícitamente décadas de autogobierno. En ambos casos es para preguntarse cómo se llega a consejero en Andalucía.

Sólo cabe una: que de manera inmediata las autoridades responsables (si lo son) convoquen una profunda, intensa y extensa auditoria técnica e independiente sobre la educación en Andalucía, que revele públicamente, sin ambages ni paños calientes cuál es la razón de este desastre. Y no cabe decir que es que hay muchos barrios pobres. Si los hay, que es cierto, esos niños necesitan un plus en materia educativa. Es la única herramienta que les puede dar la oportunidad de no heredar la pobreza de sus padres, y a Andalucía la oportunidad de levantarse del marasmo.