La prensa y la coronación de la Virgen del Rocío

Hoy, cien años después de la publicación de aquel artículo en El Correo de Andalucía firmado por el canónigo Muñoz y Pabón, cabe subrayar el papel de la prensa en la historia de la difusión de la devoción rociera

25 may 2018 / 19:41 h - Actualizado: 25 may 2018 / 19:45 h.
  • La prensa y la coronación de la Virgen del Rocío

La iniciativa requería, igual que lo exigiría hoy, un medio y un gran creador de opinión, para producir el clima de adhesión necesario que diera respaldo a la Coronación canónica de la Virgen del Rocío en 1918-1919. Y no porque faltaran devotos para apoyarla, cuanto por el reto de la modernidad, de llegar con la información a todos los confines de la región y del país. Un canal de comunicación de masas que fuera más allá de los límites de los pueblos, de las ciudades y de las demarcaciones provinciales o eclesiales. Y un comunicador cuya fama y renombre trascendiera esos mismos límites, por las características peculiares del radio de gracia de esta devoción interprovincial, y por su alcance personal comunicativo, para un proyecto que habitualmente tenía resonancia nacional.

Pese a que era probablemente la Iglesia, la organización que contaba con la mejor estructura con capacidad de difusión al final de la modernidad, la fuerza de sus púlpitos y otras vías de información propias decaían vertiginosamente en beneficio de la prensa y la revistas, reforzados por las nuevas corrientes políticas y sociales y por los avances industriales de la imprenta. Los que crecían en influencia de forma exponencial, como consecuencia de la nueva era, que en España y en Andalucía vino con retardo. Para entonces la radiodifusión era un proyecto en fase experimental, presente en ámbitos de aficionados, con las viejas radios de galena. Solo la prensa, a pesar de los altos niveles de analfabetismo, podía hacer esta función estratégica. Considerada por la propia Iglesia desde mediado el siglo XIX como nuevos areópagos de la contemporaneidad, que tuvieron en Sevilla, siguiendo las consignas del papa León XIII, a uno de sus mejores apóstoles en el cardenal, Marcelo Spínola y Maestre. El fundador en España de la Buena Prensa, que celebró su primera Asamblea en Sevilla en 1904, y del diario católico El Correo de Andalucía, fundado el 1 de febrero de 1899.

En este diario escribía columnas de opinión esporádicas, normalmente sobre costumbres y cuestiones morales, siempre con su tono simpático y desenfadado, el canónigo del poderoso Cabildo Metropolitano de Sevilla, natural de Hinojos, Juan Francisco Muñoz y Pabón, aupado al liderazgo de la iniciativa. Un novelista de referencia nacional a principios del siglo XX, que publicaba regularmente columnas de opinión en el también diario católico, El Debate de Madrid, de distribución en gran parte de la península. En sus páginas se reproducían, asimismo, sus textos por entregas, ajenos a la actualidad, que luego eran publicados en forma de novelas, conocidos como folletines, que alternaba con los publicados en el diario sevillano.

De su capacidad como comunicador de masas nos da buena cuenta la movilización que llevó a cabo en la sociedad sevillana, a raíz de la muerte del torero José Gómez Gallito, en la plaza de toros de Talavera de la Reina, pocos meses después de la Coronación de la Virgen del Rocío, en abril de 1920, defendiendo unos funerales en la catedral de Sevilla, para el que, aunque de sangre gitana, era considerado el rey del toreo de su tiempo. Un hecho que nos da idea del alcance de su pluma, que terminó con el artículo reproducido en pasquines, distribuidos por toda la ciudad y en la pluma de oro que los gallistas le regalaron con este motivo, y que desde entonces ciñe la saya de la Virgen Macarena.

Hoy, cien años después de la publicación de aquel artículo firmado por el canónigo, que llamaba a rebato en sentido positivo a los rocieros de toda la baja Andalucía bajo el título, La pelota está en el tejado, cabe subrayar el papel de la prensa en la historia de la difusión de la devoción rociera. Y concretamente en uno de los hitos más importantes de su devenir histórico, en el que su concurso fue determinante e irremplazable. Porque por increíble que pueda parecer a las nuevas generaciones, a ella correspondió el papel de canal para informar y vehicular la propaganda, y para movilizar a la opinión pública, con resultados espectaculares, sobradamente conocidos. Y esa función crucial, en aquella ocasión, le correspondió mayormente al decano de la prensa sevillana, El Correo de Andalucía. ~