La víctima sospechosa

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07 ene 2018 / 10:51 h - Actualizado: 07 ene 2018 / 10:58 h.

Quizás para conocer la verdad sin adulterar, la primera pregunta en casi todos los casos es empezar preguntándose, quién hay detrás de la prensa en España. Tener una chuleta sobre la infografía de los propietarios y empresas que controlan los medios de comunicación, y ver cómo van cambiando los porcentajes de participación, eso... te da siempre las claves.

El caso de Diana Quer es paradigmático al constatar, como la mayoría de los medios nos señalan, que necesitan para gobernar sosegadamente a sus medios, a fin de ganar la joya de la corona, que es el relato cotidiano. Como cuarto poder que son, garantes de ese Patriarcado no escrito pero si inscrito, concepto eliminado del lenguaje periodístico, porque no forma parte de la convención del sistema impostor basado en el principio del Absoluto Masculino, excluyente de la mujer.

En casos como el de La Manada y en este, si no respondes a lo canones o los distorsionas, linchan a tu familia, la señalan por ser divorciados y especialmente a la Diana. De ella dijeron que no era discreta, que era de autoestima baja, que tenía adicciones, que le tiraba el lumpen, cuestionaron su salud mental, y su estilo de vida. El patrón para ser creída es el de madre, esposa, blanca, española, y de vida ordenada. Las mujeres víctimas desaparecidas, muertas o vivas deben someterse a la prueba de la reputación, siempre antes que el presunto asesino o depredadores.

El brazo mediático, no todos claro, no actúa tan canallescamente solo por razones de audiencia, que también, su principal objetivo, ya que mayoritariamente ha dejado de ser un servicio público, lo hace porque la orden implícita de moldear la opinión, y configurar una ciudadanía uniforme que no ponga en riesgo los privilegios, y la estabilidad de quienes los poseen.

Y nada más peligroso que las mujeres libres, sin dueños, y sin sumisión. Por eso te advierten que si sales sola sin un hombre al lado, y retahílas parecidas puedes ser presa del instinto cazador, y amenazas auto cumplidas, porque así de masculinizada está conformada la sociedad en torno al primer sexo.

El sistema es incapaz de dar una repuesta segura, los condenados reinciden en torno al 15%, en los casos de protocolo menos del 1% se consideran de riesgo alto. No queremos solo que nos protejan, que deberían, es hora de que controlen a los agresores, esos que han aprendido que si te resistes, como tu vida no vale nada, te la arrebatan; al menos vigilad, educad, formad y prevenid para que la noche, la calle y el cuerpo de las mujeres no sea su terreno de cacería.