Los medios y los días

Las ‘manadas’ tienen nombres

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09 ago 2019 / 08:00 h - Actualizado: 09 ago 2019 / 10:33 h.
"Los medios y los días"
  • Las ‘manadas’ tienen nombres

“Los sevillanos de la manada”, “los sevillanos de la manada”, ¿cuántas veces emplearon esta expresión específica los medios de comunicación cuando esos malnacidos agredieron en los Sanfermines a la chica madrileña? A mí no me importaba porque en todas partes cuecen habas, pero si unos tienen nombres los otros también. Los jóvenes que en Benidorm acosan gravemente a quienes deseen, en especial a mujeres, son franceses –que violan a mujeres jóvenes- e ingleses, puntualizan los medios. Pero la mayoría callan que los que han delinquido gravemente también en Bilbao violando a otra joven tienen en “El Búho” y otros, a presuntos cabecillas magrebíes y que algunas manadas que han actuado en Cataluña también tenían entre sus filas a sujetos originarios de la misma zona. “El Búho” llegó en patera, leo en los medios más conservadores.

Menuda encrucijada deontológica periodística pero si se evita especificar en unos casos por aquello del odio al musulmán se debe evitar en todos, sólo las personas muy ingenuas tiran piedras contra su propio tejado cultural –aunque en este caso los mencionados no sean dignos de estar en esa cultura- mientras obvian las fechorías de quienes proceden de culturas muy diferentes a la nuestra, hay que decirlo así de claro, muy diferentes a la nuestra, donde el trato a la mujer es consuetudinariamente y por ley despreciable, vengan sus actores en pateras o en yates de lujo.

El presidente Trump ha debido dar marcha atrás en su retórica supremacista tras las dos recientes matanzas. ¿Qué deben hacer los periodistas? ¿Contar con todo detalle lo que ven o autocensurarse? En la teoría, los que delinquen son asunto de las fuerzas de seguridad pero en la práctica no es así, hay descerebrados que se saltan las normas que nos hemos impuesto para no autodestruirnos y se toman la justicia por su cuenta. ¿Qué hacer entonces? Ángeles Escrivá, en el diario El Mundo, lo tuvo claro. Investigó y llegó a la conclusión de que el 70 por ciento de los agresores-violadores en manada son extranjeros, inmigrantes en su mayoría.

Sin embargo, todo lo anterior, con ser muy grave, no es lo peor. Lo peor es que hemos llegado a una situación límite, que hay que poner el mundo en orden antes de que el desorden acabe por destruir del todo la convivencia democrática, que democracia y caos no tienen por qué ir de la mano, que caminamos a pasos forzados hacia yanquilandia desde hace décadas, que hay que ponerlo todo patas arriba y limpiar la casa antes que meter la porquería debajo de la alfombra, que todo lo que está pasando se puede aminorar con más policías pero que ésa no es la solución, la policía está para ir ordenando la superestructura mientras que la estructura va cambiando, desde la educación familiar hasta la universitaria. Los padres y educadores deben poner normas claras –que no dictadoras- amparados por el Estado. Los padres no deben buscar el aprobado de los hijos porque eso los empodera, sino que son los hijos los que deben perseguir el visto bueno de sus acciones. Y los docentes son autoridades, nada de muñecos a los que golpear porque no les ponen las cosas fáciles a los alumnos, como hacen los padres en casa. “Se sufre, pero se aprende”, decía de cachondeo El Gran Wyoming; no iba descaminado porque así es en la realidad, no hay ni un solo animal en la naturaleza que no deba sufrir para lograr su sustento. Creo que si no tenemos esto en cuenta las manadas y otras fechorías irán en aumento, con nombres o sin ellos. En menos de tres años, más de cien ataques de manadas de cobardes a mujeres indefensas en España. ¡Esto no se puede soportar de ninguna manera! Hechos de este tipo son los que que más llaman la atención pero hay otras agresiones y otros actos delictivos que son caldo de cultivo para que lleguen presuntas soluciones políticas que resultan ser peores que la enfermedad destructiva que padecemos en estos momentos.