‘Le jour de gloire est arrivé’

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09 jun 2018 / 23:06 h - Actualizado: 09 jun 2018 / 23:09 h.

!Allons enfants de la Patrie! ¡Lo han hecho! En Francia, a partir del próximo curso, estará prohibido que los alumnos puedan utilizar el móvil en las escuelas primarias, secundarias y los institutos. Si yo pudiera decidir, no digo en la escuela, los prohibiría en el bar, en el cine y en misa, y antes de todo eso en el Congreso de los Diputados. Vamos, hasta en la peluquería si me apuran, que vaya si se han vuelto aburridas las peluquerías desde que cada una se enfrasca en su pantallita y allí ya no se cotillea ni se critica ni nada. Con lo que da de sí un rato de charla mientras te hacen unas mechas.

Bromas aparte, el debate está servido. Hay quien tiene claro que el móvil distrae a los chicos, propicia el ciberacoso y pone al alcance de los menores contenidos inapropiados. Y por el contrario, están los que defienden que tenemos que aceptar que en la actualidad la tecnología forma parte de la vida de todos y que no se trata de prohibir, sino de hacer buen uso de la tecnología e incluso aprovechar sus posibilidades educativas.

En Francia, esta nueva ley hará realidad una promesa electoral del presidente Emmanuel Macron que, para predicar con el ejemplo, prohibió hace ya tiempo el uso del teléfono en las deliberaciones del Consejo de Ministros. Cuando el Gobierno francés se reúne, los teléfonos se quedan en las taquillas. Allí nadie se distrae de las decisiones y debates que tengan entre manos. Pues yo lo veo estupendo. Y no saben cómo me gustaría asistir a una reunión de periodistas sin móviles. Alguno sufriría un colapso, ya les advierto. Que yo vea, ahora no se hace mejor periodismo que cuando sólo teníamos un fijo en la mesa y había que pasar por centralita. Más rápido sí, pero no mejor.

Y respecto a los estudiantes... que quieren... yo estoy con los franceses. No conozco a ningún chaval que haya aprendido nada con el móvil. Nada bueno, por lo menos. Dicen que más del noventa por ciento de los chicos entre 12 y 15 años llevan móvil a las escuelas francesas y, que yo sepa, el móvil se usa sobre todo para jugar y chatear. Como si les dejáramos que charlaran o que jugaran al fútbol en clase. Con la excusa de su utilidad para tenerlos localizados, no hay niño que no tenga su juguetito. Pues no. Si el balón no, el móvil tampoco. Igual de juguetes son. Los que tienen que estar localizados son los padres si se les necesita. El niño está en el colegio y debe estar a lo que está.

A mí me van a perdonar, pero yo creo que del mal uso de los teléfonos móviles y la tecnología en general son los adultos los responsables, y que éste es un tema que se nos ha ido de las manos y no vamos a tener más remedio que solucionar. Las pantallas, empezando en su día por la de la televisión, no son útiles para los niños, sino para los padres, que nada más que el crío empieza a poderse sentar (y algunos antes) le ponen la tele, la tablet o el móvil por delante para que se distraiga y no les dé la murga. Que el niño llora, toma pantalla; que se aburre, toma pantalla. Con lo que nadie contaba es con el poder adictivo de las pantallas, que están provocando un ensimismamiento progresivo del personal y unas distorsiones en la socialización que nos terminarán pasando factura como que el presidente de la República se llama Macron.

A ver ahora cómo narices se controla que no se usen los móviles en el colegio, cuando ya cada familia ha gastado un dineral en terminales, en contratos y en gigas para que al niño no le falte de nada. Y los profesores se niegan a custodiar los aparatos, no sea que alguno se pierda o se rompa y lo que cuestan no es para tomárselo a la ligera. Pues nada, ¿no está tan avanzada la tecnología? Seguro que no es difícil ingeniárselas para que en determinados lugares, pongamos en las aulas, los móviles queden inutilizados. Ya les digo que si patentan un sistema semejante, yo me llevo uno al bar a ver si logro volver a tomarme el café con una buena conversación.