Pasa la vida

Los fallos de sistema que avivan globalmente el nuevo feminismo

Image
Juan Luis Pavón juanluispavon1
10 mar 2019 / 10:45 h - Actualizado: 10 mar 2019 / 10:46 h.
"Pasa la vida"
  • Los fallos de sistema que avivan globalmente el nuevo feminismo

Hoy es también el Día de la Mujer. Hoy es incluso mejor momento para analizar la auténtica y trascendental dimensión global de la movilización social más creciente y significativa en el cuestionamiento general del orden establecido a nivel político, económico, laboral, familiar, sexual y teocrático. Se abre paso, con mayor o menor dificultad, tanto en sistemas democráticos como en regímenes autoritarios. El hartazgo femenino respecto a los apriorismos que perpetúan la normalización de la desigualdad y que consagran como moral lo que en realidad es injusto. Una ola tan fuerte que no hay organización política o religiosa con suficiente poder fáctico para lograr instrumentalizarla. España no es el único país donde se maniobra para capitalizarla o denostarla. Esos postureos quedan rápidamente rebasados ante la profundidad y envergadura de lo que emerge.

Para entender a diario la conflictividad latente que acrecienta las exigencias y las protestas, voy a centrarme en esta ocasión en dos de las importantes contradicciones laborales y socioeconómicas que recalientan el magma de cada 8-M no solo en España. Pongamos que hablo de Alemania, donde hace ya 14 años vivieron por vez primera la experiencia de que una mujer fuera la jefa del gobierno, y Angela Merkel va a sumar 16 años consecutivos llevando la batuta de la nación europea más potente. Pero el promedio de nivel salarial de los empleos conseguidos por mujeres es un 21% inferior al de los trabajos logrados por los hombres.

Tan es así que a la presidenta de la Asociación Alemana de Mujeres Empresarias, Stephanie Bschorr, madre de dos hijos, le preguntan si los empleadores germanos seleccionan y contratan a la persona de 30 años más idónea, sin elegirla por ser un hombre o una mujer, y su respuesta es que nadie en la clase empresarial germana, ni muchas empresarias, se libra del prejuicio de pensar si la candidata femenina se quedará o no embarazada, y si querrá o no solicitar jornada reducida, o abandonar su carrera profesional para dedicarse a cuidar de sus hijos o de sus padres. “La igualdad en Alemania habrá llegado cuando se vea el curriculum de un hombre o de una mujer y no piense en si faltarán cuando tengan hijos. Si te interesa un empleado, tienes que pensar en el largo plazo. Pero estamos todavía muy lejos de ese planteamiento”.

Y también es crucial resolver esta contradicción. Tanto en los países de la Unión Europea, España incluida, como en Estados Unidos, durante los últimos cinco años se está acentuando la disminución del porcentaje de chicas que, en comparación con los chicos, eligen cursar las carreras más vinculadas a las nuevas tecnologías. Ellas ya son solo un 18% del alumnado. La paradoja es mayor si cabe porque en el conjunto de la oferta universitaria, son mayoría las estudiantes (53% del total). Por lo tanto, en las dos grandes áreas del mundo con más opciones para tener bienestar, con más recursos para acceder a informaciones fidedignas con las que orientarse y con más economía basada en la innovación tecnológica, las familias, el sistema educativo y el conjunto de la sociedad están estimulando mucho peor que hace 10, 15 o 20 años la vocación de las adolescentes por desarrollar su talento y trabajar en los sectores profesionales donde en el presente y en el futuro hay más posibilidades de empleo de calidad y de buenos salarios.

Auténtico fallo de sistema que acrecienta las frustraciones y posterga las soluciones. Y que va a fortalecer la internacionalización del feminismo como movimiento global.