Los graciosos sin gracia

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04 ago 2017 / 22:27 h - Actualizado: 04 ago 2017 / 22:28 h.
"La Azotea"

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Un sevillano llamado Antonio de Nebrija, escribió la primera Gramática Española en 1492, justo cuando Cristóbal Colón emprendía la aventura del Descubrimiento expandiendo nuestra lengua allá donde pusiera sus pasos. Y pese a las críticas que el humanista Juan de Valdés le dedicase acusando al habla andaluza de no ser muy pura, la lengua es identidad y reírse del andaluz es algo ya ridículo que no merece atención alguna. Quienes no dejan de burlarse de él son víctimas de una especie de superioridad errónea, cuyo origen posiblemente provenga de Valdés, cuando se le ocurrió aquello de que «en Andalucía el castellano no está muy puro». A dicha sentencia aún le sigue a día de hoy toda una tropa de graciosos sin gracia alguna que abanderando un absurdo sentimiento de superioridad lingüística, no han dejado en paz nuestra forma avanzada de lenguaje; porque el andaluz, aunque les pese a esos graciosos sin gracia, es vanguardia del castellano, que acorta lo que quiere expresar y aclara lo que quiere decir. Uno de esos graciosos sin gracia, otro más, ya excónsul, se burló del acento andaluz de la presidenta de la Junta, obviando la gran tradición literaria y cultural de Andalucía y la realidad de que gramaticalmente los andaluces somos los que mejor tratamos el español, llenándolo de riqueza. Andalucía habla como quiere, y habla con el corazón, por ello dejemos que sea Cervantes y su Quijote, escrito en parte en Sevilla, quien deje sin gracia a esos prejuiciosos y anticuados poseedores de una supremacía lingüística inexistente: «De la abundancia del corazón habla la lengua». ~