Mi casa

El nuevo Plan Estatal de Vivienda 2018-2021 prevé ayudas de hasta 10.800 euros para menores de 35 años que quieran comprarse una vivienda. La economía sigue ligada al sector inmobiliario

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06 may 2017 / 23:54 h - Actualizado: 07 may 2017 / 00:03 h.
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El tema de la vivienda sigue siendo peculiar en España. Se manifiesta en nuestra relación con el hecho de tener una casa en propiedad, que continúa siendo una aspiración irrenunciable de la inmensa mayoría de los españoles: mientras que en cualquier país de nuestro entorno las clases populares asumen con normalidad vivir de alquiler toda la vida, aquí hay que tener casa propia para ser una persona completa. Igualmente se pone de manifiesto en el sector de la construcción: basta que aparezcan los primeros signos de recuperación económica, por pequeños que sean, para que empiecen a desperezarse las grúas. No hay una señal más inequívoca de que algo se mueve en la economía española que esas grúas y maquinaria diversa de la construcción que comienzan a asomar por el paisaje de nuestras ciudades y pueblos.

No es ninguna broma ni una simplificación indocumentada. Observen ustedes que empiezan a llenarse los bares y restaurantes y que las obras se ponen en marcha, y ya verán cómo en el telediario nos cuentan que la economía va mejor. Que no sé yo por qué ese afán en construirnos casas si luego, a la que podemos estirarnos lo más mínimo, lo que queremos es comer y beber en los bares en vez de quedarnos a disfrutar del hogar que tanto anhelamos...

Pues resulta que el nuevo Plan Estatal de Vivienda 2018-2021 va a conceder ayudas de hasta 10.800 euros para jóvenes (de hasta 35 años) que quieran comprarse una casa, según ha anunciado el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Digo yo que 10.000 euros es mucho dinero aunque se trata de una medida de cuya eficacia no dudo para estimular el mercado inmobiliario. A ver cuánto hay para repartirse, cómo hay que tributar por ellos y las condiciones para conseguirlos, porque la verdad es que lo más difícil a la hora de encarar la compra de una vivienda es la capacidad de ahorrar para la entrada, y con estas subvenciones prácticamente este paso quedaría resuelto.

Lo dicho, que la economía se mueve aquí al ritmo de la construcción de viviendas y viceversa. Y que deberíamos mantener la memoria alerta, porque a poco que se incentive el mercado de la construcción habrá quien empiece a soplar una nueva burbuja con todas sus ganas. Por eso me encantaría decirle al señor ministro que a mí ese plan de vivienda tan ambicioso no me sirve de nada sin unos controles adecuados para impedir una nueva escalada de precios que aleje al españolito de a pie de su sueño más recurrente: ser propietario de una casa y sentarse a comer y cervecear en las terrazas de los bares. España es asín.

Bueno, a ver, el plan también hace especial hincapié en las ayudas al alquiler y la rehabilitación, pero como estamos bastante escarmentados y ya se ven asomar las primeras grúas por algunas urbanizaciones que quedaron varadas en la marejada de la crisis, pues claro, lo lógico es preguntarse si esto es un volver a empezar para tropezar en la misma obra, digo piedra. Lo cierto es que si yo tuviera ahora menos de 35 vería en este plan una oportunidad para hacerme con una casa, siempre que pudiera pagarla porque el banco me diera la hipoteca comprobando como es su obligación que tengo la solvencia suficiente para devolvérsela salvo imponderable de fuerza mayor.

Todo es cuestión de haber extraído alguna lección de nuestros errores. A propósito, primero habrá que ver si el plan tiene consistencia y dotación presupuestaria y no se queda en una promesa con fines propagandísticos, que tampoco sería la primera vez.