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El excomisario Villarejo y Pablo Iglesias. / El Correo
Si todos tuvieran el mismo problema que yo para decir a quién doy mi voto en cada comicios, las encuestas serían infalibles y ni siquiera haría falta poner las urnas, con lo que nos ahorraríamos una fortuna que podríamos destinar a obras sociales. ¿Ustedes creen que tal y como está el patio, que esto es una guerra viva, los ciudadanos son sinceros a la hora de decir a quién votan? No, porque en este país se persigue, insulta y hasta se agrede aún en plena calle a quienes tienen una determinada ideología, da igual la que sea, porque si dices que eres rojo te pueden majar los de la ultraderecha y si te confiesas simpatizante de Vox te pueden machacar los de la ultraizquierda. Es verdad que si contestas a una encuesta, se supone que no harán pública tu respuesta, pero los ciudadanos ya no se fían de nadie.
Hasta el Estado te puede espiar o investigar, como ha ocurrido presuntamente con Podemos por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, aunque habría que ser muy inocente para pensar que hay partidos que espían a los contrarios y otro que no lo hacen. En cuanto a espiar a los ciudadanos, existe ya una ley de diciembre del pasado año, aprobada en el Senado por el Partido Socialista y el Partido Popular, la nueva Ley Orgánica de Protección de Datos, que regula la posibilidad de hacer perfiles ideológicos de los ciudadanos para enviarnos publicidad electoral a casa.
Esos datos pueden caer en manos de tus propios vecinos y tener un día un disgusto con algún facha o antisistema podemita. Bien, pues a mí no me tienen que espiar ni hacerme un perfil ideológico, porque siempre he hecho público a quién o a quiénes suelo votar. Sé que es no es recomendable hacerlo porque te señalas y te puede perjudicar a la hora de buscar trabajo, que los de la Junta o la Diputación de Sevilla te den charlitas a 300 euros o que te deje una novia o amante porque eres un rojo sin solución o un facha convencido. ¿Qué democracia es ésta que hacer pública tu ideología te puede traer serios problemas?
Esto está así. Llegas a pedir un crédito a un banco cualquiera, un empleado introduce tu DNI en un ordenador y delante de tus narices está sabiendo a quién votas, de qué equipo de fútbol eres, cuál es tu tendencia sexual o cómo te gusta el chuletón de Ávila, en su punto o triturado en la picadora de carne para que sea más fácil digerirlo. Soy un tipo normal, sencillo y transparente, creo, pero si me tienen que espiar, háganlo. No me pregunten a quién voy a votar, porque soy un rojo desencantado y esta vez voy a pasar del tema.