Mientras siguen ninguneando las traídas y llevadas siglas –hablamos de VOX- que han revolucionado el cotarro político regional y nacional, los políticos siguen perdiendo el tiempo si no se paran a preguntarse por qué hay 400.000 fulanos al sur de Despeñaperros que han optado por sacudir el árbol para que empiecen a caer las nueces. ¿No sé han parado a pensar que el discurso de la emergente formación de Santiago Abascal coincide con lo que preocupa a la gente de la calle? ¿No han caído en que el mensaje es idéntico al que se pontifica en la barra de un bar? ¿Es eso populismo? Puede ser... Pero también podría ser que la profesionalizada clase política ‘oficial’ lleva mucho, demasiado tiempo, instalada en su esgrima verbal y en ese mundo virtual que la ha alejado de la calle. Y es que el asfalto nada tiene que ver con las mullidas moquetas...
Sólo así se explica la exasperante actitud de Ciudadanos, que presentó a un candidato más que flojito al que sólo le ha faltado militar en Fuerza Nueva y el POUM para completar su colección de carnets de partidos. Ya lo dijo Groucho Marx: “si no le gustan mis principios tengo otros”. La actitud del tal Marín, queriendo ser el niño del bautizo y el novio de la boda es el mejor ejemplo de que esta deriva que desprecia al ciudadano erigiéndose en su portavoz. Nadie se lo ha pedido. Pero el prócer sanluqueño podría acabar siendo el muerto del entierro. Si la tercera fuerza en votos pretende gobernar desoyendo el mandato claro –clarísimo- de las urnas es que no se han enterado de nada. O lo que es peor, que están hechos de la misma pasta de los que pretenden sustituir.
Vamos con ellos: a determinada izquierda –la historia de España es desesperadamente cíclica- se le acaba la democracia en cuanto no les votan a ellos. Sólo así se pueden explicar esas impresentables movilizaciones que prometen convertirse en un conflicto de orden público. ¿Quiénes son los verdaderos fascistas? A otro perro con ese hueso. La gente ha votado cambio. Tomen nota, señorías y no se extrañen de la desafección de la tercera España. Es la que se realmente se pronunció el pasado domingo. No se han enterado de nada.