Pedro Sánchez es un cursi y Ortega Smith es Baltasar

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06 ene 2019 / 23:50 h - Actualizado: 06 ene 2019 / 23:54 h.
"La vida del revés"
  • Pedro Sánchez. / EFE-Archivo
    Pedro Sánchez. / EFE-Archivo

Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente se adelantaron muchos días para visitar el Palacio de La Moncloa. Llegaron disfrazados de políticos, en concreto de políticos de extrema derecha; comenzaron a aparecer en los medios de comunicación, asaltaron las redes sociales (ya he dicho otras veces que la de Vox es una estrategia muy de Steve Bannon), consiguieron unos resultados excepcionales en las elecciones autonómicas andaluzas y todo el mundo se puso a hablar de ellos, del peligro que representan para el futuro político de España, de cordones sanitarios que nos protejan de esta especie de diablos que escupen azufre, de pactos de Estado para ganar la batalla al frente del mal (esto ha sido cosa del señor Valls). Eso o todo lo contrario porque los seguidores de Vox son muy fans de Santiago Abascal y de sus escasas ideas.

Así, con este panorama, el presidente del Gobierno de España ha podido ir haciendo sus cositas, sus viajecitos. Y nadie ha centrado la atención en él. Mientras los Smith y compañía largan y largan, Sánchez disfruta tranquilo de su sillón en el Palacio de La Moncloa. Un chollo para alguien que no tiene los presupuestos aprobados, que negocia con independentistas y es capaz de hacer cualquier cosa para mantener su estatus actual.

Los Reyes Magos de Oriente no son los padres y madres, queridos amigos. No, resulta que son Abascal, Smith y compañía.

Sin embargo, Sánchez debería saber que esto de los Reyes Magos de Oriente dura un rato. Se vuelven a casa o se quitan el disfraz o dejamos de hacerles caso. Y que no es buena estrategia ir de incógnito en política o no dar la cara con claridad. Y eso es lo que lleva haciendo Sánchez desde el primer día. La caída será mucho peor de lo que él intuye.

A Pedro Sánchez le vendría muy bien convocar elecciones de forma anticipada haciéndolas coincidir con las autonómicas, municipales y europeas. La cortina de humo de la irrupción de Vox en el panorama político y, si me apuran, el independentismo catalán, se terminará diluyendo cuando la economía empeore gravemente (ojalá me equivoque de cabo a rabo), cuando las hipotecas comiencen a ahogar al personal y el consumo interno se desplome (el sueldo medio sigue siendo muy bajo, el paro muy alto y el ahorro muy poco). Eso provocará que el mapa político se convierta en territorio desconocido y de pactos que nunca antes se han producido. A Sánchez se le ha olvidado que los resultados electorales que él ha cosechado han ido de malos a nefastos y todo esto que digo puede ser un último empujón hacia al abismo. El PSOE, en manos de un secretario general tan personalista y tan sumamente mediocre, corre un peligro cierto.

Pedro Sánchez tiene que dar la cara y dejar claro qué quiere hacer con los independentistas catalanes; porque si el pacto en Andalucía entre PP, C’s y Vox, le parece una vergüenza; lo que está sucediendo en Cataluña, a millones de españoles, les puede estar pareciendo un auténtico desastre. Vascos y catalanes siguen consiguiendo cosas a base de eternas amenazas y eso no puede ser. ¿Cuánto más recibirán esas dos comunidades autónomas a costa de un tren digno o una sanidad de primera categoría en buena parte del resto de España? Sánchez debe dar la cara sin cambiar de opinión a los diez minutos. No vale ponerse muy solemne al hacer declaraciones vacías (cursi y muy memo creo yo que se pone, pero en fin...) y volver loco al personal diciendo una cosa y la contraria en un par de días.

Es posible que Rodríguez Zapatero sea recordado como el peor presidente de este periodo histórico. Tanto como que Sánchez sea recordado como el que destrozó un partido político de enorme importancia. Esperemos que no rompa más cosas aunque, a este paso, todo puede ocurrir.