¿Por qué leer a Cervantes y a Shakespeare?

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22 abr 2016 / 20:08 h - Actualizado: 22 abr 2016 / 22:20 h.
"Literatura","La vida del revés"

Es verdad que se puede leer cualquier cosa. Es más, en la actualidad, se leen libros que son espantosos y pasan por ser verdaderas joyas literarias. Es lo que sucede cuando todo se organiza alrededor del dinero. Algo se vende y parece que es oro en paño. Da igual si la calidad del relato o del poemario resulta patética. Hacer caja es lo que cuenta. Por todo ello, ese mensaje que dice que hay que leer, da igual qué o dónde, pero hay que leer, resulta peligroso y tóxico. Sobre todo entre los lectores que están formando su criterio.

Se puede leer cualquier cosa (¡¿?!) aunque lo que debemos sentirnos obligados es a leer algunas obras imprescindibles. Por ejemplo, todo lo que escribieron Miguel de Cervantes Saavedra o William Shakespeare. Sin excepción. Aunque, si bien es verdad que la obra del Bardo de Avon es mucho más regular que la de Cervantes (algunas cosas suyas son algo más flojas y su poesía es muy discutible), si bien es verdad que algunas de las obras de estos dos autores no se podrían considerar obras maestras de la literatura, lo peor que escribieron es mucho mejor que lo se ha escrito, por ejemplo, en los últimos cuarenta años por cientos de autores. El noventa y cinco por ciento de esas obras modernas se quedan muy por debajo de lo publicado por Cervantes y Shakespeare. El cinco por ciento que resta está escrito, casi seguro, por autores que leyeron El Quijote o Hamlet, La Galatea o Macbeth.

En las novelas, poemas o en las obras teatrales de estos dos grandes de la literatura está contenido todo, absolutamente todo. Y cuando digo todo, me refiero a lo que somos, a lo que buscamos sin cesar durante nuestra vida, a lo que hubiéramos querido llegar a ser. Todas nuestras miserias, el conjunto de los miedos que nos martirizan, nuestros secretos inconfesables. Shakespeare y Cervantes escribieron la vida de todos. Nuestro pasado, presente y futuro. Por eso sus obras han aguantado durante siglos, por eso el cambiante signo de los tiempos ha encajado perfectamente entre sus páginas.

Los universos de Cervantes y de Shakespeare se llenan de almas retorcidas sobre sí mismas, cristalinas, puras o negras como el azabache. Los cosmos de estos dos autores están construidos sobre escenarios diversos que bien podrían ser nuestras ciudades, nuestros entornos naturales, nuestros hogares. Parecen estar instalados en la eternidad. Eso les hace, también, inmensos. Se nutren de todos los grandes valores de la Humanidad. Pero, al mismo tiempo, beben de todo eso que el ser humano ha escondido en los sótanos y teme dejar salir a la superficie porque supondría la degradación más absoluta, porque supondría reconocer que allí siguen esperando su turno. El ser humano tiende a creer que lo que no se ve no existe; sencillamente, no existe. Y, tanto Cervantes como Shakespeare, sabían muy bien que para hablar de algo hay que encontrar el todo y no una parte. Por eso sus obras nos conmocionan, nos agreden, nos despiertan los instintos más básicos.

Sus obras nos obligan a reflexionar sobre lo que somos, sobre lo que pintamos en este mundo. Desde sus páginas nos llegan preguntas de todo tipo que no podemos contestar salvo que lleguemos a la siguiente pregunta y a otra y a otra. ¿Cómo que Otello es celoso? Se presenta en la obra como un gran hombre, como persona de valores profundos, de alma limpia. ¿Es posible que alguien así haga algo tan terrible como lo que hace ese personaje? ¿No será que ya tenía la maldad escondida en esos sótanos tan humanos. Preguntas y más preguntas ¿Cómo que Macbeth está loco de remate? Otello siente celos aunque ese no es el problema principal. En realidad, está completamente loco. Macbeth podría parecer un loco peligroso aunque lo que sufre es un ataque de celos descomunal e incontrolable.

¿Es Sancho Panza un pobre hombre que, desde su ignorancia, es engañado? ¿O es ese amigo que todos quisiéramos tener alguna vez en la vida? ¿Está el hidalgo loco de remate o solo está enamorado? ¿Quiénes son los villanos y quiénes los héroes en esta novela? Preguntas y más preguntas.

Y, después de leer estas obras, uno tiene la sensación de haber aprendido que el ser humano está lleno de cosas. Buenas, malas, extravagantes, extraordinarias, insípidas. Y que podemos saber qué cosas son leyendo Romeo y Julieta o Rinconete y Cortadillo. Resulta perturbador saber que el amor puede ser algo bello o lo peor que te puede caer sobre la espalda en este mundo. Pero lo importante es que leyendo a Cervantes o Shakespeare terminas intuyendo cómo se puede desplegar la actividad humana y así comprender qué te pasa a ti, en tu vida.

Los grandes autores siempre supieron que la realidad es un enorme símbolo que debemos descifrar, que nada es esto o aquello, sino esto y eso otro. Somos un lado y otro, materia e inteligencia, maldad y bondad...

Hay que leer a los más grandes para poder leer e interpretar el mundo. Porque el mundo son sus novelas y la única forma que tenemos de poder interpretar la realidad que tanto nos preocupa.

Lean. No se arrepentirán. Y no cualquier cosa. Lean lo que les vaya a aportar algo.