La pelota está en el tejado»... Ése era el título del artículo publicado en El Correo de Andalucía un lejano 25 de mayo de 1918, sábado posterior a Pentecostés, para animar a la coronación canónica de la Virgen del Rocío. Pronto va a hacer un siglo exacto. Francisco Muñoz y Pabón, canónigo magistral del Cabildo sevillano –y rociero de pro desde su cuna de Hinojos–, se lanzaba así a la piscina para enarbolar una bandera que ya habían ayudado a levantar otros clérigos como el párroco de Niebla, Cristóbal Jurado Carrillo. En cualquier caso, fuera de quien fuera la paternidad de la idea, aquel artículo del todavía joven diario sevillano –que pronto alcanzará su 120 aniversario fiel a la verdad y a sus lectores– fue el verdadero detonante de unos acontecimientos que se desataron sin solución de continuidad. La valentía desacomplejada de Muñoz y Pabón iba a servir de bálsamo para lograr la concesión del rarísimo privilegio que entonces sólo podía atender el capítulo de canónigos de San Pedro del Vaticano. La Virgen del Rocío sería coronada por el cardenal Almaraz –que hizo suyo el proyecto– en poco más de un año después de la redacción de aquel artículo inolvidable. Lo hizo, además, con la suntuosa presea de oro inspirada en la que sigue portando la Inmaculada de la Catedral. La llama se encendió desde esta cabecera. La había fundado dos décadas antes un verdadero apóstol de los pobres: el cardenal Spínola. ~