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16 jun 2017 / 23:00 h - Actualizado: 16 jun 2017 / 23:00 h.

Salvo sorpresa de última hora –que lamentablemente no se producirá– en el Debate sobre el Estado de la Ciudad de Sevilla que se celebrará en sede municipal el lunes próximo, quedará oficializada la ruptura con el gobierno local de los grupos municipales que apoyaron la investidura de Espadas. Mala noticia para la ciudad, para los sectores sociales que más necesitan de las políticas públicas y, en términos políticos, para la izquierda.

Así lo han venido anunciando durante esta semana explícitamente Izquierda Unida e implícitamente Participa Sevilla, dando de golpe por concluido el periodo de oposición constructiva, útil, y al mismo tiempo rigurosa y crítica, que ha durado exactamente la mitad del mandato. Una oposición que a pesar de haber sido tachada por algunos voceros de la derecha como blanda y a la que interesadamente han venido azuzando para hacer más difícil la convivencia política de la izquierda, ha sido, como correspondía, correosa y exigente. Una oposición que ha contribuido, sin duda alguna, a comprometer más intensamente a Espadas con las políticas sociales y de apoyo a la mayoría social.

En consecuencia, lamentamos profundamente la situación con la que nos encontramos en el ecuador del mandato, y que, salvo que se produzca una profunda reflexión de los actores principales de la ruptura, condicionará extraordinariamente los dos últimos años del gobierno de Espadas, hasta las puertas ya de las próximas elecciones municipales. Una situación, en nuestra opinión, que debería evitarse y que sólo podría recomponerse a partir de una autocrítica más sería y rigurosa del gobierno municipal y de una apuesta más sincera de Izquierda Unida y Participa Sevilla para hacerlo posible, aparcando los cálculos electorales y las prisas por tomar posiciones de cara a las elecciones de 2019; aunque francamente alberguemos pocas esperanzas de que ello se produzca.

Discrepamos sin ambages de la valoración que ha comenzado a circular desde la oposición de izquierda al gobierno de Espadas, en el sentido de que su política no se ha diferenciado de las políticas de derechas practicadas por Zoido. Dicho esto así, y aunque compartimos en parte su descontento, sólo puede ser fruto de un calentón o de una descomunal falta de memoria sobre lo que representó para nuestra ciudad el gobierno del actual Ministro del Interior; a parte de despreciar y tirar por la borda la utilidad y el valor que ha tenido su propio trabajo de oposición durante los dos últimos años.

No nos cabe duda que Espadas ha virado y situado la maquina mirando en la dirección correcta; otra cosa bien distinta es que ésta camine a un ritmo excesivamente lento y sin duda necesite bastante más madera para hacerlo más rápidamente. Y es en ese terreno en el que hay que exigirle a Espadas más autocrítica y mayor determinación. Su equipo no llega en algunos casos, y en otros parece no querer llegar. Falta llevar a la práctica y materializar más decididamente cuestiones relevantes de su programa electoral –que aunque sea para cuatro años tiene que activar si quiere cumplir con el mismo–; falta cumplir con mayor rigor, de lo que lo ha hecho hasta ahora, los compromisos que adquirió con los grupos que apoyaron su investidura –cosa que hace más lealmente con Ciudadanos, que no apoyó su investidura–; y falta tejer alianzas y apoyarse en actores sociales que sirvan de contrapeso a las presiones que se ejercen desde otros ámbitos políticos y económicos.

Si lo hace tendrá oportunidad de culminar con éxito su tarea; en caso contrario pasará dos años instalado en el desgobierno, deambulando de un lugar para otro, y lo que es más grave, a merced de las exigencias de la derecha política -que sin duda y aún con dificultades se irá recomponiendo poco a poco– y de los clásicos grupos de presión económica existentes en la ciudad.

La oposición de izquierdas debería igualmente reflexionar y retomar la senda del dialogo con el gobierno municipal, acentuando la crítica y, llegado el caso, denunciando posibles incumplimientos –apoyándose también en actores sociales que la legitimen– pero abandonando posiciones ciegas e ineficaces para la mayoría social que, lejos de lo que pretenden, la alejen de ella.

En tal sentido, tenemos que reconocer que nos confunde cuando hemos oído decir a Izquierda Unida que están «abiertos a estudiar otras opciones de gobernabilidad desde unas posiciones nítidamente de izquierdas». Salvo que estén hablando de un pacto de gobierno para lo que queda de mandato –cosa que nos cogería muy de sorpresa y que no acabamos de creernos– o de entrar en el gobierno municipal –hecho casi imposible–, no alcanzamos a entender ninguna otra formula que lo haga posible; y mucho nos tememos que se trate de una mera declaración de intenciones para no sabemos muy bien qué. Cualquier otra opción aritmética, además de no garantizar ese objetivo, sería una locura que por razones obvias y por respeto a la opinión que tenemos de Izquierda Unida descartamos plenamente.

En la misma dirección, con el mismo grado de ambigüedad y si cabe con mayor preocupación, desde Participa Sevilla se manifiesta que «no se cierra a contemplar ninguna posibilidad para cambiar el Ayuntamiento». Sin más comentarios por nuestra parte.

Invitamos pues al gobierno municipal de Espadas y a los grupos municipales que contribuyeron a llevarlo a la Alcaldía a que a partir del próximo lunes dialoguen, recompongan la situación y sienten las bases de un nuevo acuerdo hasta el final del mandato. No se ruboricen si para ello, y desde la absoluta independencia de los actores sociales, necesitan de su complicidad para favorecer la gobernabilidad en beneficio de la mayoría social y velar democráticamente por su estricto cumplimiento.

Se trata, en definitiva, de evitar el despropósito que supondría el escenario que la derecha política y económica lleva esperando dos años y con el que ya comienzan a frotarse las manos.