Se tiene la falsa sensación de que los nos gobiernan y deciden por nosotros son los políticos, y que nada podemos hacer (más allá de votarlos o no) por frenar sus decisiones. Craso error. Los ciudadanos, asociaciones y empresas tienen mucho que decir sobre las decisiones de los gobernantes. En estos ultimo días se han vivido un par de ejemplos claros. El primero ha sucedido en los Estados Unidos del todopoderoso Donald Trump, al que nadie parece toserle. Su clímax de vileza ha tocado techo con la separación de niños de sus padres, que llegan ilegalmente al país de las oportunidades. Y cuando todo parece que eso es lo que hay, porque me sale del Despacho Oval y no hay nada más que hablar, salen algunas aerolíneas norteamericanas diciéndole a Donald que no cuente con sus aviones para devolver inmigrantes. Conclusión: marcha atrás del sobrino del Tio Sam y a envainársela, aunque promete seguir la guerra. El otro caso es patrio. Ser taurino o anti taurino es igual de licito. Pero el alcalde de Pamplona se ha empeñado en unos Sanfermines sin corridas de toros, pero con encierros. Y como regente consistorial puede decidir lo que crea más oportuno. Pero los criadores de reses de lidia (actividad legal hoy en día, al menos de momento) ya le han dicho al alcalde que o hay corridas de toros o los encierros se corren con gatos tras los mozos. Y mucho me temo que el alcalde tendrá que recular si no quiere un San Fermín del TBO. Así que el que pueda que apriete, que no todo está dicho.