Sobre el futuro de nuestros políticos

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22 oct 2016 / 22:47 h - Actualizado: 22 oct 2016 / 22:47 h.

Más que un debate sobre el estado de nuestra Comunidad dio la impresión de que el pasado pleno del Parlamento Andaluz sirvió, más bien, para discutir en torno al futuro de nuestros dirigentes políticos o, lo que es lo mismo, en relación al grado de liderazgo que ejercen en sus respectivas organizaciones y su futuro inmediato. La verdad es que la cita prometía al celebrarse bajo la tormenta que atraviesa de cabo a rabo el PSOE y ante la falta de un gobierno de la nación. Un período muy especial, lleno de incertidumbres, que hacía presagiar un duro trance para la presidenta de la Junta, Susana Díaz hacia donde se dirigen todos los focos de la actualidad política de nuestro país. Ese escenario se completaba con el inicio del juicio del caso Gürtel y, cómo no, con el asunto de los ERE con petición de años de prisión para Chaves y Griñan por parte del PP y el debate interno en Podemos para determinar a su máximo responsable en Andalucía.

Suficientes alicientes como para pensar que estos factores por sí mismo contribuirían a desviar la atención sobre el obligado análisis de la gestión de los gobernantes andaluces. Y lo cierto es que se habló de ello y, desde luego, con la intensidad suficiente hasta el punto de alcanzarse en algunos momentos una tensión fuera de lo común. Pero, en realidad, sobrevolaba una constante: la voluntad de reafirmación sobre su compromiso con esta tierra y sus propias expectativas. Es decir, había una componente interna a considerar, un elemento este, por lo demás, inevitable si se tienen en cuenta las particulares condiciones en las que acudían a esa sesión plenaria los diferentes representantes políticos.

En el caso de Díaz, era ineludible su continua apelación a la estabilidad política máxime después de asegurarse el respaldo de Ciudadanos para los próximos presupuestos de la Junta, un aspecto este que alcanza un gran valor. De hecho, otras comunidades tienen serias dificultades para sacar sus cuentas adelante por la falta de acuerdo político. Sólo este dato por sí mismo suponía un evidente mensaje que se daba desde Andalucía hacia el resto del país en favor de la normalidad y de la necesidad de contar con un gobierno cuanto antes en España. Un poderoso gesto en favor de la abstención de los socialistas que despeja el camino a Rajoy sin necesidad de decirlo explícitamente.

Luego estaban las ya conocidas acometidas del popular Juan Moreno Bonilla contra Díaz acusándola de estar más pendiente de lo que pasa en Madrid que aquí y, de camino, tratando dejar claro que él es el único referente de su partido en nuestra comunidad y, por tanto, con su recorrido futuro en esta tierra dando por hecho que el tiempo del arenismo ya es pasado. En cuanto a los de Ciudadanos, Juan Marín irrumpía exhibiendo su principal trofeo como es la virtud de su formación para el diálogo con frutos concretos que ofrecer a los contribuyentes en contraposición a los enfrentamiento estériles y la crispación política.

Debate eléctrico

Una circunstancia esta última que se puso de manifiesto, más que nunca, en el ya acostumbrado duelo dialéctico que se produce entre Díaz y la portavoz de Podemos, Teresa Rodríguez y, en otro nivel, desde luego, con Antonio Maíllo, de IU. La electricidad que emana del enfrentamiento entre las dos primeras amenaza con neutralizar la propia eficacia de la acción de oposición que ejerce la política gaditana quien en más de una ocasión malogra su ofensiva al dejarse llevar por sus peores instintos. Eso de apelar a los antepasados socialistas que acabaron en las cunetas en la Guerra Civil para afear la posición de Díaz en favor de la abstención ante Rajoy, puso los pelos de punta, en especial, a los del PSOE, pero, también, a los propios populares. Claro que tal despropósito seguro que contó con el aplauso y la anuencia de su jefe de filas, Pablo Iglesias poco dado a los matices cuando se trata de arremeter contra los socialistas. También aquí había mucho de reivindicación de su liderazgo ahora que están inmersos en la elección de sus dirigentes regionales.

De Maíllo, cuya capacidad dialéctica está fuera de toda duda, se nota el extraordinario esfuerzo que tiene que hacer para no verse desplazado por el protagonismo de su compañera de coalición. De igual manera, en este caso, estamos ante el afán por disputarse la referencia de ese gran espacio que se está abriendo a la izquierda del PSOE, batalla que, por lo que se está viendo, parece estar ganando Rodríguez. Como se puede observar, claro que se habló de Andalucía pero, también, en esas dos sesiones parlamentarias, no tuvieron remilgos en emplearse a fondo en delimitar su propio territorio cada uno de nuestros principales actores políticos. Otra cosa es que consiguieran despejar todas las incógnitas existentes al respecto. ~