Viéndolas venir

Tanta gente válida

Image
Álvaro Romero @aromerobernal1
09 jul 2019 / 08:20 h - Actualizado: 09 jul 2019 / 08:21 h.
"Viéndolas venir"
  • Tanta gente válida

Un cuarteto de tipos normales y corrientes ganó anoche en una cadena de televisión el mayor premio en metálico que se ha concedido en todo el mundo en un programa, y no era un programa basura, sino cultural, de preguntas y eso. Un bombazo. Los cuatro se van a repartir más de seis millones de euros después de haber sobrevivido a otros tantos millones de preguntas durante dos años y medio que les han dado hasta para que uno de ellos muriese y fuese sustituido por otro compañero...

Ayer festejaban el premio tan gordo en la tele y todos coincidían en que ahora iban a viajar... Pero a mí, que he seguido el concurso más por el entusiasmo de mi hijo que por otra cosa, me llama la atención la situación previa de estos triunfadores de la pantalla: uno ya hemos dicho que murió el pasado invierno, poco después de llamar a su amigo, el alcalde de un pueblecito en el que él cuidaba de unas vacas y a quien le encargó que les diera de comer. Quien lo sustituyó es un jubilado. Otro compañero era profesor en la universidad, pero ganaba un sueldo tan ridículo que no dudó en dejarlo para meterse en el programa. Otro engrosaba la lista del paro, y ayer lo recordaba, ya con una sonrisa: “Ahora vuelvo al paro, pero de qué manera”.

Pues eso, que uno piensa en la situación de estos lobos, como se hacían llamar en el programa, y no tiene más remedio que pensar en cuánta gente válida y desaprovechada hay en nuestro mundo. Precisamente a un vecino mío que llevaba en paro no sé cuántos años lo han llamado ahora porque no encuentran a jóvenes sobradamente preparados que conduzcan camiones de gran cilindrada en plena madrugada. A una conocida también super válida le han roto el corazón después de ilusionarla con un curso de peluquería y darle luego con la puerta en la cara porque ya sobrepasa los cincuenta, como si justamente la edad no fuese garantía de preparación cuando se conjuga con una ilusión tan renovada... Tantos lobos y lobas en nuestra sociedad, sobradamente preparados, altamente ilusionados, completamente válidos y que tenga que venir un programa de la tele a zamarrear nuestras conciencias. Porque, simultáneamente a esa conclusión de cuánta gente válida, a todos se nos aparece esa instantánea del simpatiquísimo señor que nos encontramos en cualquier administración explicándonos cualquier trámite burocrático a base de monosílabos mientras no quita ojo a su pantalla, la simpatiquísima señora que nos explica algo en la ventanilla, en la tienda, en la consulta, como compadeciéndose de nosotros mientras nos mira por encima de las gafas sobre la punta de su nariz, la agradable joven del banco que le dice a una anciana, delante de nuestras narices, que ese pago ha de hacerlo con una aplicación del móvil... En fin. Algo debemos de estar haciendo regular para que la tele, a estas alturas, nos siga dando lecciones.