En España se queja uno por tó. Primero nos quejábamos de que el fútbol era muy caro y no se podían pagar esos precios.
Entonces llegó la televisión, que nos permitía ver el fútbol en casa, pero seguía siendo caro. Con el aumento de los abonados, ahora se puede ver la liga entera por unos 20 euros al mes. Pero ahora nos quejamos de los horarios que pone la tele. Que si me ponen un Real Madrid–Sevilla a la hora de la siesta; que si me ponen un Betis–Barcelona un domingo a las doce, cuando a mí un domingo me apetece levantarme a la una, y me pierdo el primer tiempo, etc, etc.
Ahora llega Navidad y en Inglaterra, que entienden de fútbol mucho antes que nosotros, como son días de vacaciones y la gente tiene más tiempo libre pues ponen más partidos en estos días. Aquí no. Aquí ya nos estamos quejando de que pongan el 6 de enero el Sevilla–Betis, nada más y nada menos que a las 20.45, una hora donde los niños ya están escribiendo la carta de los Reyes del año que viene y aburridos de los juguetes de este año.
Y los primeros que protestan son los futbolistas, por tener que jugar en esas fechas, como si médicos, policías, periodistas, comerciantes, etc, no trabajaran en festivos de Navidad.
Miren ustedes, el fútbol es cuestión de prioridades. Cuando se puede, se puede, y cuando no se puede... pues no se puede. Díganmelo a mí, que me perdí el 2-5 del Cádiz aquí en Sevilla por tener que bañar y acostar a mis mellizos. ¿Y saben que les digo?: que me lo volvería a perder mil veces. ~