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La vida del revés

Todo sigue igual

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04 may 2019 / 08:28 h - Actualizado: 04 may 2019 / 08:38 h.
"Opinión","La vida del revés"
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¿Qué ha cambiado en su vida después de las elecciones del pasado domingo? ¿La pasión con la que ha defendido sus ideas durante la campaña electoral se ha visto recompensada? ¿Ha merecido la pena?

Si miramos a los lados, de frente o hacia atrás, vemos a la familia (siguen estando ahí), la cuenta bancaria luce unas telas de araña de lo más conmovedoras (siguen estando ahí), los compañeros de trabajo (esos también siguen ahí), los kilos de más siguen siendo sobrando y ocupan una cintura posiblemente irrecuperable (por siempre jamás), todo lo que éramos el domingo sigue intacto. Los problemas irresolubles se mantienen firmes en su condición y las alegrías por llegar están de camino.

No somos capaces de saber qué harán los políticos con nuestros apoyos, a qué pactos se llegarán, ni si España mejorará o se convertirá en un desastre una vez más de aquí a un par de años. Lo que tenemos muy clarito es que el 99,9 de los españoles siguen en la misma situación que el pasado domingo. Ese 0,1 por ciento restante, algo exagerado sin duda, son los que consiguieron un empleo al ser elegidos senadores o diputados, un empleo bien pagado que soluciona la vida de algunos que no pasarían las pruebas de capacitación de las empresas privadas, sin duda también.

Los ricos siguen siendo ricos y los pobres siguen sin tener un euro para gastar. Así seguirán, unos y otros, hasta el final de sus vidas. Es muy difícil que un pobre deje de serlo. Aunque ya saben que según dijo San Mateo ‘es más fácil que una soga entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos (kamilos (con i breve) no significa camello, es soga y lo de los camellos es un error de traducción que nunca se ha querido reparar). El caso es que uno no sabe qué hacer. Si eres pobre malo, si eres rico también.

Y los mediocres pueden seguir ocupando puestos relevantes en buena parte de la sociedad. Y los analfabetos funcionales lo mismo. Y cientos de jóvenes preparados hasta los dientes sin poder llevarse un mísero puesto de trabajo a la boca o viviendo en países que se aprovechan de todo el esfuerzo de formación realizado aquí.

Nuestras miserias siguen siendo nuestras y todo de lo que podíamos presumir el domingo pasado sobrevive sin daño alguno.

Votar es uno de esos pinceles que nos permiten pintar un futuro distorsionado por el deseo. Pasa lo mismo el último día del año mientras tomamos las uvas. Nos inventamos una realidad que, lamentablemente, nunca llegará. Pero mola. Si no fuera por estas cosas la vida sería un coñazo. Sabiendo que todo es una fantasía la cosa es hasta simpática.

Pues eso, que aquí seguimos y eso.