Un portazo individualizado

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20 mar 2016 / 20:38 h - Actualizado: 20 mar 2016 / 20:39 h.
"Inmigración","Viento Sur","Unión Europea"

La Unión Europea dará un portazo formidable a los refugiados, pero de uno en uno, con el carnet en la boca. Nada de deportaciones colectivas, que puedan recordar la de los israelitas a Babilonia o Asiria, la de los tracios y dalmacios por parte de Roma, la de los gitanos forzados a huir de la India, o la de los armenios de Anatolia.

Ahora las deportaciones serán individualizadas. Un pulcro funcionario de la Unión Europea escuchará atentamente como un sirio le hablará, entre lágrimas, de como duele la muerte en Alepo, como logró huir a tiempo con su familia, poco antes de que llegara el ISIS decapitando a los arqueólogos o a las ruinas romanas. Cuando llegue la afgana a la que los chiitas le arrojaron ácido a la cara cuando iba a estudiar y los talibán la encerraron entre cuatro paredes de tela, el burócrata consultará los prontuarios para averiguar qué protocolo cabe aplicarle: «Vuelva mañana –le mirará por encima de las gafas, con gesto de Donald Tusk y cara de Angela Merkel–. Usted no es siria». Ella probablemente calle pero piense: «Lo que me faltaba». Unos y otros sufrirán deportaciones personales e intransferibles, democráticas y por derecho, aunque no sea humano.

Miradlos tan aseados los presidentes y cancilleres, con apariencia de que les importase mucho la suerte de los humillados. Ojalá chapoteara sobre sus alfombras el barro de Idomeni, ojalá la lluvia de Beká les calase los trajes a medida y los niños de Zaatari les mangasen el corazón o la cartera. Mientras tanto, siguen muriendo a manojitos en el Egeo: ayer, se ahogaron otros dos niños. Entre todos, les deportamos hacia un limbo de refugiados, donde aguardarán inútilmente la resurrección de la justicia, el asalto a los cielos, un juicio final en el que ellos no sean por una vez quienes se sienten eternamente en los banquillos de la historia.