Una pareja de Primera, no hay duda

La dupla que forman Rubén Castro y Jorge Molina está marcando una época y será difícil sustituirla

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21 abr 2015 / 17:16 h - Actualizado: 21 abr 2015 / 17:22 h.
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Desde aquel verano de 2010 el Real Betis Balompié ha mantenido esa pareja de éxito que forman Rubén Castro y Jorge Molina. Dos futbolistas tan diferentes como complementarios el uno del otro. Juntos llevaron en su día al Betis a Primera División y, cuatro años después, la película se repite.

En todo este tiempo, la dupla que forman posiblemente los dos mejores jugadores de la plantilla ha batido todos los récords y estadísticas que usted recuerde. Llegaron prácticamente de la mano y sin conocerse de nada y siendo la noche y el día en lo futbolístico. No les hizo falta mucho tiempo para compenetrarse. Uno es pequeñito; rápido y habilidoso. El otro más alto, a priori un poco más lento y torpón. Sin embargo, supieron adaptarse y aprovechar las virtudes del otro para complementarse. Desde primera hora, Mel hacía hincapié en utilizar a Jorge para abrir espacios. Su corpulencia arrastra con él a los centrales del equipo rival y le convierten en la referencia. Esto crea espacios que son autopistas para Rubén. No ha salido mal el experimento y, lo que es mejor, parece difícil que alguien los pare, se entienden a la perfección.

Pero no sólo crecieron como grupo. En lo individual, Rubén se ha convertido en el jugador franquicia de la entidad, llegando incluso a situarse como máximo goleador de la historia en verdiblanco seguido también, aunque un poco más lejos, por el propio Molina. Ambos superan la treintena de años y el club empieza a plantearse algo lógico. Esta pareja no será eterna y, aunque aún ofrezca el mejor rendimiento, más pronto que tarde habrá que buscar sustitutos. Los dos están marcando una era y será complicado encontrar otra pareja que se complemente a la perfección. Mientras su fútbol lo permita, sigamos disfrutando de ellos. Por desgracia para el beticismo no será para toda la vida. El domingo volvieron a demostrar que todo esto sigue siendo una realidad. Marcando goles a pares y siendo la referencia de su equipo cuatro años después y con todo lo que ha llovido. Tiene mérito, de eso no hay duda. Y eso que en verano a Molina no lo querían y Rubén dejó hasta la casa donde vivía... Cosas de la vida. Ahora sus goles pueden dar otro ascenso.