¡Vamos Europa!

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17 jun 2017 / 22:06 h - Actualizado: 17 jun 2017 / 22:06 h.

El brexit y el reciente avance de las posiciones euroescépticas han sacudido los cimientos fundacionales de la Unión Europea. A esto se une la percepción de que amplias capas de su población se están quedando descolgadas en el seno de la misma al quedar marginadas de un estado del bienestar debilitado por la crisis. La inmigración es otro ítem más que constituye un desafío identitario y de solidaridad para una Europa zarandeada. Finalmente, la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca, el resurgir geopolítico de Rusia y el final de los «vientos de cola» favorables a la recuperación europea, permiten aumentar el riesgo interno de populismos antieuropeos (en Francia, casi 11 millones de ciudadanos han votado hace poco a favor de la destrucción del proyecto europeo).

La reacción ante estas amenazadoras realidades pasa inexorablemente por dotar a la Unión Europea de más poder real en el campo económico-financiero y en el político. En otras palabras, tiene que comenzar un decidido proceso de «refundación» con tres variables: la unión política y económica «real»; la consecución de un presupuesto para la zona euro, lo que presupone su armonización fiscal; y, finalmente, la implantación de los «eurobonos» y de una verdadera unión bancaria.

¿Y el sur? Tendrá que poner en marcha reformas estructurales que mejoren la competitividad de sus economías y pongan orden, de una vez por todas, en sus finanzas públicas.

Una cosa parece clara: se acabaron en Europa las políticas cortoplacistas y continuistas. Si no... ¡adiós!.