La desunión del PSOE de Pedro Sánchez

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17 mar 2018 / 23:45 h - Actualizado: 17 mar 2018 / 23:45 h.
  • La desunión del PSOE de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez quería encontrar una imagen de unidad inquebrantable juntando a todas las personas que tienen alguna relevancia en el Partido Socialista Obrero Español en la Escuela de Buen Gobierno. Sin decirlo, por supuesto, quería demostrar que ese bloque granítico en el que se habría convertido su partido es, en realidad, una unidad alrededor de él y de lo que defiende como secretario general. Era más que probable que no consiguiese ese titular que hablase de un partido robusto, preparado para convertirse, de nuevo, en una opción de Gobierno solvente. Y así ha sido.

La ausencia que dibuja una herida sin curar, una división interna que no parece tener remedio, ha sido la de Susana Díaz. La presidenta de la Junta de Andalucía ha decidido no intervenir en juegos estériles de poder y obediencia. Parece querer dejar claro quién es ella, qué le diferencia de otros y que no hay posibilidad de ceder ante lo que ella no reconoce como una política socialista en su esencia. No cede la señora Díaz y se refugia en Andalucía (a veces, físicamente) porque sabe que será ganando las elecciones que vienen la única forma de recuperar terreno en su propia casa.

Sánchez ganó unas primarias difíciles y con más claridad de la esperada. Y una vez recuperada la Secretaría General del partido comenzó a desmantelar los poderes internos del PSOE y trazó una senda que iba del secretario general a la militancia. Un sistema asambleario que asimila su formación política a la de Iglesias; un sistema asambleario que, según las encuestas, recibe el apoyo de menos ciudadanos según pasa el tiempo. A pesar de unas encuestas contrarias, la militancia no parece ceder en buena parte de la geografía española.

Y todo esto está muy bien y puede resultar apasionante para los estudiosos de las ciencias políticas. Pero convierte al PSOE en un partido mucho más débil encuadrado en el mapa político español. Este no es el camino de la recuperación de una formación que sigue sin dar la sensación de importancia para el futuro del país.

Javier Solana, que llegaba el viernes a la Escuela de Buen Gobierno con la intención de hablar sobre «nuevo PSOE para una nueva Europa», terminó recordando a los asistentes el desastre que supone el ridículo que ha hecho el PSOE en el debate parlamentario sobre la prisión permanente revisable o al abandonar las negociaciones de un pacto educativo, la poca altura de las ideas y de las discusiones internas que parece haber en el seno del PSOE.

Javier Solana pedía, en realidad, reflexión y autocrítica por parte de todos. Lo que parece que, efectivamente, falta desde hace mucho tiempo en esa formación política.

Veremos cómo evoluciona el asunto.