De la Vega a la sierra a 180 por hora

El piloto cantillanero Carlos Baca participa este fin de semana en el Rallye Sliks, prueba computable para el campeonato de Andalucía y Extremadura de Rallyes de Asfalto

22 jun 2017 / 14:30 h - Actualizado: 22 jun 2017 / 14:32 h.
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  • El piloto cantillanero Carlos Baca, en plena acción. / El Correo
    El piloto cantillanero Carlos Baca, en plena acción. / El Correo
  • Detalle de Baca en su vehículo. / El Correo
    Detalle de Baca en su vehículo. / El Correo
  • Presentación del rally en la Diputación. / El Correo
    Presentación del rally en la Diputación. / El Correo

El próximo fin de semana Cantillana será la sede de la quinta edición del Rallye Sliks, prueba que se desarrolla por carreteras de la Vega y la Sierra Norte, computable para el Campeonato de Andalucía y Extremadura de Rallyes de Asfalto y Regularidad. Más de 40 pilotos, de distintas escuderías y procedencias, se darán cita durante los días 23 y 24 de junio para apurar el acelerador entre las rectas y curvas del trazado. Entre ellos participa Carlos Baca, piloto cantillanero templado en el asfalto comarcal.

Su profesión es el motor, pero desde el taller familiar de servicio rápido. Titulado en carrocería, electromecánica y tasación y valoración de daños, siempre ha tenido afición a los coches. «Mi padre siempre ha estado muy vinculado al mundo del motor y le ha gustado la velocidad. Desde pequeño he vivido esta afición», señala.

«Cuando pude tener los medios, ahorré y me fui metiendo más en el mundillo. Empecé con un coche que me costó 6.000 euros». Con 32 años reconoce que se inició relativamente mayor: «Lo habitual es empezar sobre los 16 años. Pero sin patrocinadores ni apoyos, ¿quién puede hacer una inversión así para empezar».

Y es que «el automovilismo es el deporte más caro que hay y el que menos apoyos tiene. Aquí no se gana dinero». En 2015 cambió el Peugeot 106 Rally por el Clio Sport, con una inversión para prepararlo y homologarlo cercana a los 25.000 euros. A ello hay que sumar licencia anual de piloto y reconocimiento médico, seguros, inscripciones en las pruebas, neumáticos, gasolina, pastillas de freno... «Hacer el calendario completo supondría unos 15.000 euros más», calcula. «Como el que ahorra para las vacaciones, yo lo hago para hacer mejoras a mi coche y correr», pues el grueso del importe lo aporta él, aunque cuenta con apoyos a modo de patrocinadores de conocidos y clientes del taller. «El aspecto económico es el primer inconveniente que ha sufrido el mundo del motor», lo que ha supuesto una merma importante. Aunque para Baca, «como es por afición», espera no retirarse «nunca, aunque no gane nada».

Su primera competición fue en 2012, quedando campeón de Andalucía en su grupo. Ha quedado primero de grupo en distintas pruebas, y pisado podio en distintas competiciones. Actualmente corre acompañado de la granadina Alicia Rodríguez como copiloto, una de las pocas mujeres con nombre en el automovilismo regional y que empezó muy joven continuando la afición de su padre.

Realista –«no aspiro a premios, solo a seguir corriendo y disfrutar de lo que me gusta»–, humilde –«no voy a decir que soy profesional por correr campeonatos regionales»– y con los pies en la tierra, no vive del automovilismo. Es una afición, aunque con nivel profesional. Con esfuerzo y las complicaciones que supone continuarla, mantiene los pies en la tierra y sabe bien cuando levantar el pie del acelerador: «Pierdo más que gano, marcar un tiempo con un segundo menos no me va a subir al podio y me puede hacer tener un accidente, quedarme sin coche y jugarme la vida».

El Rallye Sliks es heredero del desaparecido Rallye Torre del Oro, la prueba que organizaba el Real Automóvil Club de Andalucía en la capital hispalense, transformado posteriormente en el Ciudad de Sevilla hasta su desaparición en los años 90. En esta prueba «no predomina la velocidad punta debido al trazado sino la aceleración, el comportamiento y paso por curvas, la preparación en suspensión, frenos, carrocería». Aún así, «puedo alcanzar en tramos concretos hasta 180 kilómetros por hora».

Es una de las pruebas incluidas en el campeonato de Andalucía y Extremadura, competición que respalda la Federación Andaluza de Automovilismo. Comprende ocho pruebas, que se desarrollan desde marzo hasta noviembre –exceptuando los meses de verano– a lo largo de la geografía andaluza, desarrolladas en carreteras convencionales, siempre de asfalto. Las cifras del rally sevillano son –como las velocidades que se alcanzan– de vértigo. Una previsión de 45.000 espectadores y los hostales y alojamientos de Cantillana y el entorno ocupados; más de 20 equipos; 320 kilómetros de recorrido por carretera –entre la propia sede, Burguillos, Villaverde del Río, Villanueva del Río y Minas, Castilblanco de los Arroyos, El Pedroso, Cazalla de la Sierra, Las Navas de la Concepción y Constantina– y 97 de ellos cronometrados y puntuables para el campeonato. Como curiosidad del impacto de esta prueba, «el año pasado la gasolinera de Cantillana se quedó sin gasolina Súper 98».

Un deporte en el que «con la situación actual, con el patrocinio a veces casi ni se cubre lo que cuesta un rally, cuánto menos el campeonato», y «del que se informa poco más allá de los mundiales de automovilismo». La Diputación de Sevilla ha ofrecido su apoyo institucional, y el Ayuntamiento de Cantillana se ha volcado con esta prueba. Una apuesta por «retomar el rally de la Sierra Norte y que las empresas se fijen en estas competiciones», donde existe afición y que tanto potencial mueven, «y que con apoyos llegarían a mucho más».