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Alcalá de Guadaíra superó en enero en 333 habitantes los 75.000 necesarios para ser declarada Gran Ciudad. / El Correo
El nuevo intento de Alcalá de Guadaíra por convertirse en Gran Ciudad será aprobado en el pleno ordinario que se celebra este jueves, dado que la población, según el último informe del departamento municipal de estadística, es de 75.333 habitantes a 1 de enero de 2016.
Así lo confirmó el Ayuntamiento, que propondrá esta nueva cifra a la corporación municipal para que sea enviada al Instituto Nacional de Estadística (INE) dentro del proceso habitual de certificación de población, que conllevaría la declaración de Alcalá como Gran Ciudad para el próximo 2017. Eso sí, no va a ser un proceso fácil, porque no hay que olvidar que, el año pasado, el Consistorio tenía algo más de 75.000 alcalareños censados y, durante el proceso de comprobación de los mismos, el INE únicamente pudo certificar a 74.845 habitantes. La variación producida se refería mayoritariamente a la «dificultad de la verificación de residencia de extranjeros no comunitarios sobre el que el Gobierno local está realizando un esfuerzo de gestión», apuntó el Ayuntamiento. No obstante, el Pleno del Consejo de Empadronamiento del INE tiene aprobado no resolver en negativo esos procedimientos que están en curso y por ello «se estima que la cifra final de este curso variará menos que el año pasado».
Pero la nueva cifra, que «sobrepasa con creces» los 75.000 habitantes, ha dado esperanzas a una localidad que, previsiblemente, sabrá si es Gran Ciudad a finales de este año. Porque, dentro del proceso estadístico de registro de la población, los 75.333 habitantes que serán aprobados por el pleno se enviarán al INE y este los cruzará con sus datos, contestando sobre el mes de abril los casos en los que no se den coincidencia para que el Consistorio pueda certificarlos durante el mes de mayo y, poco antes de que acabe 2016, el INE comunicará la cifra final de residentes que ha podido constatar.
BENEFICIOS POR IMPUESTOS
El interés de Alcalá por ser Gran Ciudad, puesto de manifiesto en campañas como el Uno más –realizada en 2014–para concienciar a sus vecinos de la importancia de estar empadronados, no es un tema baladí.
No en vano, si finalmente se alcanza esta población y su consiguiente declaración de Gran Ciudad, desde el Ayuntamiento se podrá reivindicar ante otras administraciones «aquello que le corresponda» como gran ciudad, ya que el hecho de superar la barrera de los 75.000 habitantes permitirá a la ciudad obtener un porcentaje de los impuestos estatales recaudados en la ciudad como el IVA, el IRPF o los que gravan el alcohol, el tabaco o los hidrocarburos, «que –según dice– el Ayuntamiento revertiría directamente en los ciudadanos».
Asimismo, el Consistorio recordó que la designación de Gran Ciudad no solo provocaría un aumento en las inversiones generales del municipio, sino que el hecho de empadronarse conlleva, para los vecinos, bonificaciones en las ordenanzas fiscales y reducciones en las tasas por el uso de las instalaciones deportivas, por inscripciones en cursos y talleres de cultura y en otros servicios municipales.
De la misma forma, el hecho de que las cifras oficiales de empadronados se ajusten lo máximo posible al número real de residentes permite una «planificación más ajustada para ofrecer servicios públicos».
Y es que de esta manera podría asemejarse a la otra gran ciudad –con permiso de la capital– de la provincia, Dos Hermanas, teniendo en cuenta que Alcalá, en palabras de su alcalde, Antonio Gutiérrez Limones (PSOE), ya puede ser considerada «una gran ciudad por historia, por patrimonio, por implicación empresarial pero, sobre todo, por sus habitantes, por los hombres y mujeres que la conforman». Solo falta comprobar si estos son suficientes.